Javier Portillo-Vozpópuli

  • Los históricos socialistas claman por un acuerdo entre el PP y el PSOE que aparte a los nacionalistas y a los independentistas de la gobernabilidad del país. Y atisban la salida del presidente: «Esta situación no durará»

Una declaración de guerra. El expresidente Felipe González y el exvicepresidente Alfonso Guerra han despachado este miércoles contra Pedro Sánchez y la deriva de su partido, el PSOE, por abrirse a otorgar una amnistía a los cargos del procés pendientes de juicio para revalidar el Gobierno con los votos de Junts y el resto de partidos independentistas. Si Ferraz expulsó a Nicolás Redondo por opiniones más suaves, aunque en la misma línea, los órganos del PSOE tendrían que expulsar a González y a Guerra ipso facto, si se atreven, tras la brutal agresión política que ambos han propinado al presidente del Gobierno en funciones.

Guerra ha tildado a su secretario general de «desleal» y «disidente» por haber cambiado de opinión respecto a la rebelión secesionista, respecto a gobernar con Podemos y otros tantos ejemplos que ha enumerado en la presentación de su último libro, La rosa y las espinas (La Esfera de los Libros, 2023). Junto a él ha estado sentado el expresidente González, quien ha secundado la indignación de los presentes con Sánchez: «No puede haber amnistía, porque no es aceptable políticamente y no entra en la Constitución. No podemos dejarnos chantajear». Tanto Guerra como González se han declarado defensores del PSOE por sus palabras.

«La amnistía significa la humillación deliberada de la generación de la transición. La amnistía significa la ruptura de la democracia. Significa la condena del 90 % de españoles que votaron la Constitución en 1978. Y que quieren acuerdos entre los paridos que defienden la Constitución. La amnistía es la desaparición de la responsabilidad por lo que hicieron. Es decir, que no delinquieron. Y eso es una criminalización que un demócrata no puede aceptar», ha espetado airadamente el ex número dos de González. Guerra se ha deshecho en amores hacia su país, cuya democracia ve amenazada y a su partido cómplice de la intimidación: «A mí me enseñaron los socialistas a amar España».

El primer acto conjunto en ocho años

La de este miércoles era la primera vez en ocho años que la dupla política más reconocible de la España de la transición -en el prólogo se les compara con Starsky y Hutch- estaba unida en el escenario. Ambos han elegido el Ateneo de Madrid, del que González acaba de hacerse socio. No así Guerra, que lo es desde hace casi cuatro décadas. La expectación ha sido máxima. Y no ha sido para menos, porque no han defraudado a golpe de broma y chascarrillo. «Esta es la presentación de un libro. Vienen con una expectación que no sé si vamos a cumplir. En alguna mente lunática se ha dicho que esto puede ser como un complot. Dicen que puede haber gente de otros partidos. ¿Dónde la habéis metido? Que no la he encontrado…», ha comenzado Guerra.

La calle Prado se ha convertido en misión imposible para vehículos y transeúntes, que se han encontrado desde las 18.00 con un mar de cámaras y periodistas y un grupo de seguidores del 82 que ha aplaudido uno a uno a todas las leyendas de aquel equipo que no se han querido perder el partido, como José BarrionuevoJosé Luis Corcuera y el expulsado Nicolás Redondo.

Pero ha habido más: Adolfo Suárez Illana, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Javier Fernández y Tomás Gómez. Tampoco se han querido perder la cita dos barones del partido: el presidente del Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page y el expresidente de Aragón y senador autonómico Javier Lambán. Es cierto que ambos han intentado mantener lealtad en sus declaraciones a Sánchez y al partido. Pero lo es también que no comparten la posibilidad de amnistiar a los independentistas. Fuera de las cámaras, los dos se reconocen totalmente en las figuras de Guerra y González.

No puedo responder por lo que hacen un fugado de la justicia y un perdedor de eleccionesFelipe González, expresidente del Gobierno

González ha secundado todas las palabras de Guerra. Y ha advertido de las amenazas que se ciernen sobre España si se aprueba una amnistía: «Resulta que la amnistía borra los delitos y quita legitimidad a los que pretendieron defender la legalidad ¿Qué consecuencias puede tener? Que digan que no necesitan hacer un referéndum, porque ya lo hicieron y que lo que se deslegitimó fue el artículo 155. No puedo responder por lo que hacen un fugado de la justicia y un perdedor de elecciones [en referencia a Puigdemont y a Sánchez]».

Lo llamativo es que la vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda Díaz, también ha aparecido en el acto. No físicamente, pero seguro que le han pitado los oídos, porque el expresidente González la ha atacado sin piedad. Y para echar un capote a Alberto Núñez Feijóo: «Quien no ha ganado ninguna elección le da lecciones a quien le ha ganado durante 15 años elección tras elección hasta dejarla sin escaño [en referencia a su etapa en Galicia]».

Los rockeros del PSOE no van a dejar de tocar. «La gente cree que que no apoyamos al partido. Pero estamos apoyando al Partido Socialista. ¿Cómo van a interpretar que estemos de acuerdo? Que somos viejos. Que somos de otra época», deslizó González. «Se dicen gobierno progresista, pero gobiernan con lo peor de la mal llamada izquierda independentista», se escuchó a uno de los exministros de González una vez acabado el acto. Por si queda duda alguna, Guerra la despejó al principio: «Si un hombre ve injusticias debe decirlo en alto». Y así cosechó el primer aplauso. No fue el único.