Céntrense en el meollo

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • Conozcamos si el autogolpe avanza o se embarranca, la manera en que se desenvuelve, la naturaleza superable o no de las barreras con que se topa

Ahora tocará consagrar varias semanas a las minucias de las negociaciones entre el doctor Naide y los golpistas. Los columnistas sacaremos punta a las chorradas que con seguridad soltarán ambas partes en el entretanto. Humor pesadito hasta que toda la profesión se pise por aprovechar alguno de esos insignificantes solecismos a los que el Gobierno es tan aficionado, y más aún la canalla separatista. Se le supondrá interés al matiz de diario sobre las dos obsesiones de los catalanes que nos robaron la catalanidad, nos expulsaron de ella, la estrujaron hasta que cupiera en su lecho de Procusto, secesionismo violento y cobarde a la vez, de base disimuladamente étnica, con justificación idiomática y finalidad de privilegio. La vía moderna más segura –si no la única– para llevar a buen término esta doble operación: conseguir primero que la democracia en la que vives deje de observar el principio de igualdad, anteponga los territorios a las personas y reconozca ‘hechos diferenciales’ que justificarían diferentes grados efectivos de ciudadanía; lograr después que su estatus de primera, su egoísmo incívico y sus injustificados privilegios sean reconocidos por gran parte de los ciudadanos de segunda y de tercera como un logro democrático. Tiene su oscuro mérito darle la vuelta a la Constitución –la vuelta entera, como a una tortilla de patatas– y que te aplaudan los que has convertido en segundones o figurantes, robándoles de hecho su protagonismo al vaciar de contenido al individuo en pos del colectivo, una vez has mentido lo bastante en las escuelas. Una vez has hurtado la historia común, has magnificado medias verdades locales y colado leyendas.

No. Ni hablar. Las minucias nos las deberíamos ahorrar. Quíteme las patatas paja y deje el solomillo. Lo que estamos obligados a averiguar y a explicar en estas semanas decisivas no son los argumentos de los protagonistas del autogolpe o de sus detractores, que ya los conocemos. Que se los publiquen ellos con su logo. Al meollo, señores, a la chicha. Conozcamos si el autogolpe avanza o se embarranca, la manera en que se desenvuelve, la naturaleza superable o no de las barreras con que se topa, el camino procedimental de las dos inconcebibles concesiones: amnistía y referéndum de indeterminación. Y si la oposición se despista, que se despiste. Si Feijóo ha tenido un mareo y vuelve a hablar del encaje de Cataluña, que descanse. Tranquilo, hala, así. Y si sus mariachis, los que nunca aportan un matiz a lo que el gallego trae decidido de casa, si Los Prescindibles (merecen nombre de banda musical) en vez de contribuir al desmontaje del autogolpe prefieren especular con las diferentes formas de regresar a lo mismo, al verdadero ser del PP (seremos el PP de Catalunya, no el PP en Cataluña; necesitamos porosidad en el territorio), adelante con su acomplejada monomanía. «Au, babaus!» (Dales pinganillo).