Ignorar completamente este cambio e impedir que una reconstruida y no violenta Batasuna participe en las cruciales elecciones municipales del próximo mes de mayo corre el riesgo de empujar la vuelta de este sector a los brazos de la línea dura de ETA que es, probablemente, la responsable del gran retraso a la hora de hacer su declaración final.
Si el grupo terrorista vasco ETA realmente piensa terminar su guerra con el estado español, como sus seguidores políticos han insistido, se está tomando demasiado tiempo para hacerlo. El pasado mes de septiembre, ETA manifestó que había terminado “las operaciones ofensivas militares” pero no, como se aclaró en un comunicado posterior, las acciones armadas en legitima defensa. Tres semanas después, sus compañeros políticos del partido prohibido Batasuna se reunieron con otros grupos independentistas para pedir a ETA que hiciera un alto el fuego “definitivo, permanente y sujeto a verificación internacional”.
Su punto de referencia internacional es la llamada “Declaración de Bruselas”, firmada por importantes figuras mundiales como Mary Robinson o Desmond Tutu, quienes pidieron un alto el fuego final con un lenguaje similar, y con una respuesta “apropiada” por parte del gobierno español. Los líderes de Batasuna afirmaron, entonces y también más recientemente, que el comunicado definitivo de ETA vendría en Navidad, y después ,con el año nuevo.
Todavía están esperando. Ahora esperan, aparentemente, que sus homólogos militares puedan finalmente anunciarlo haciéndolo coincidir con la manifestación para la liberación de los más de 700 presos de ETA que se celebrará en Bilbao el próximo sábado. El mediador sudafricano en los procesos de paz, Brian Currin, unió el grupo internacional. Él parece haber convencido al líder de Batasuna que sus aspiraciones se pueden conseguir mejor de forma totalmente pacífica. Sin embargo, ha fracasado a la hora de convencer al gobierno español sobre el valor de sus buenos oficios. Madrid ha respondido tanto a la declaración de ETA como al posicionamiento de Batasuna con un comprensible recelo.
El líder del actual gobierno del Partido Socialista (PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero, se quemó cuando ofreció conversaciones de paz a ETA en 2005. Ese proceso de paz estuvo condenado por la intransigencia de ETA y por la total oposición de los conservadores españoles. Terminó con dos muertes en el atentado de ETA de la terminal del aeropuerto de Madrid en diciembre de 2006.
Sin embargo, su gobierno podría perder una oportunidad histórica si continúa ignorando las declaraciones sin precedentes de los líderes de Batasuna. Veteranos como Rufi Etxeberría y Arnaldo Otegui lo han dejado claro, en entrevistas con este periódico entre otros, que ETA desobedecerá los deseos de sus propios seguidores si vuelve a la violencia y que, en ese caso, se encontrará totalmente aislada.
Ignorar completamente este cambio e impedir que una reconstruida y no violenta Batasuna participe en las cruciales elecciones municipales del próximo mes de mayo corre el riesgo de empujar la vuelta de este sector a los brazos de la línea dura de ETA que es, probablemente, la responsable del gran retraso a la hora de hacer su declaración final. Los duros también han asistido a las continuas violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad españolas, algunos de los cuales fueron condenados la pasada semana por torturar a sospechosos de ETA. Sin embargo, para que gobierno español se mueva, ahora debe ser ETA quien se mueva primero y más deprisa.
The Irish Times, 4/1/2011