- Itziar Ituño es una más de una larga lista de ataques a la libertad y a la democracia, parte de esa basura moral que ha impregnado la cultura política del País Vasco, la que defiende a los asesinos y llama reaccionarios a los perseguidos
Los autodenominados como La Cultura, un grupo de actores y directores que controlan el cine español, han salido raudos a defender a Itziar Ituño y su libertad para ser proetarra e ir a manifestaciones proetarras. Los de La Cultura no son muchos, pero tienen secuestrada la palabra cultura, lo mismo que Irene Montero y compañía tienen secuestrada la palabra feminismo. Y como la mayoría de los medios les siguen la corriente, aquí les tenemos de nuevo defendiendo en nombre de La Cultura la respetabilidad de ser proetarra, algo tan digno para ellos como ser procastrista, o simpatizante de las FARC o de Hamás.
Por supuesto, el Festival de Cine de San Sebastián está en primera línea de batalla a favor de Ituño y lo que llama sus ideas, que son las mismas de Rebordinos, el director de ese festival, el que defiende a Bildu y pide la ilegalización de Vox, y al que le gustan las entrevistas de Évole a Josu Ternera o a cualquier otro etarra. Rebordinos ha sacado el comunicado correspondiente a favor de la libertad de ideas, al igual que el resto de miembros de La Cultura. No han añadido que se refieren a un tipo particular de ideas, las ideas de apoyo al terrorismo de extrema izquierda y a las dictaduras comunistas.
Imaginemos que Itziar Ituño hubiera participado en una manifestación pronazi o en una de defensa de presos asesinos de mujeres. Pues ahí se acabó la libertad de expresión para defender tus ideas e ir a la manifestación que te parezca. No tendríamos comunicado alguno de los de La Cultura o del Festival de Rebordinos defendiendo a la pobre Itziar y su libertad de ideas pronazis y de asesinos machistas. Otra cosa son las ideas correctas por muy criminales que sean.
Para los de La Cultura, es altamente encomiable defender a terroristas de ETA, de Hamás o de las FARC, porque eso entra dentro de las ideas correctas, lo que llaman la violencia revolucionaria. Lo mismo que los totalitarismos comunistas, que les parecen perfectamente respetables, no como los fascistas. Ellos son sobre todo muy de la libertad para defender las ideas castristas, porque si hay una dictadura que les gusta esa es la de Cuba. Tanto es así que ahora hasta tienen un ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que defiende los grandes «avances en derechos humanos» de Cuba, así lo afirmó a la muerte de Castro, o que se niega a llamar dictadura a Cuba, como el resto de la extrema izquierda a la que pertenece.
Lo terrible de nuestro país es que este grupo extremista se haya apropiado de la palabra cultura y la esté utilizando desde hace décadas para justificar ideas y grupos criminales y antidemocráticos. Itziar Ituño es una más de una larga lista de ataques a la libertad y a la democracia, parte de esa basura moral que ha impregnado la cultura política del País Vasco, la que defiende a los asesinos y llama reaccionarios a los perseguidos. Con la colaboración de tantos tontos útiles como esas empresas que contrataron a Ituño, y seguramente no por ignorancia de sus posiciones sino porque les daba igual.
La noticia positiva de esta deprimente historia es que una buena parte de la sociedad ya no se calla. Ha habido una enorme movilización en las redes sociales contra la defensa de ideas terroristas, tanto es así que hasta los tontos útiles han tenido que rectificar. El monopolio de los de La Cultura ya no es el que era.