Tonia Etxarri-El Correo
- Todos los partidos menos Podemos están de celebración, pero en algunos casos la procesión va por dentro
Todos los partidos que han concurrido a las elecciones autonómicas vascas, menos el desaparecido Elkarrekin Podemos, están de celebración. Pero, en algunos casos, la procesión va por dentro. Quien tiene verdaderos motivos para presumir de los resultados es EH Bildu, que ha experimentado un crecimiento de 100.000 votos en relación a 2016 gracias a su blanqueamiento como socio preferente de Pedro Sánchez y a la fragmentación de la extrema izquierda. El PNV ha conseguido retener el Gobierno de Ajuria Enea, gracias al apoyo de los socialistas, y tiene a gala decir que, al fin y al cabo, sigue siendo el partido más votado pero en su fuero interno acusa el golpe de haber empatado en escaños con la fuerza de Otegi y siente en su nuca el aliento del recurrido «cambio de ciclo» con el que se ha paseado el candidato Pello Otxandiano durante toda la campaña. Cunde la sensación de que estamos en capilla de que Bildu dé el ‘sorpasso’ definitivo al PNV en la próxima convocatoria electoral. En la próxima legislatura.
Las urnas han dejado en el PSE una sensación de victoria inflada, sobre todo, por sus expectativas de influencia. Sus resultados han sido buenos porque han mejorado en votos y han ganado dos escaños. Pero las urnas le siguen relegando al tercer puesto, como comodín hoy del PNV y mañana ya se verá con quién. Es en su capacidad de influencia donde encuentran el motivo de la celebración porque piensa hacer valer su posición en el próximo Gobierno de Vitoria mientras Pedro Sánchez y el PNV sigan necesitándose con su alianza en La Moncloa. De momento, el pavoneo socialista se exhibe con luz propia. La portavoz del PSOE no ha tenido rubor en dejar esta perla en el escaparate: «Se puede decir con claridad que la aportación de Feijóo en estas elecciones ha sido cero». Obsesiones socialistas aparte, vayamos a los datos. El PSE de Eneko Andueza ha ganado 27.412 votos más. El PP, 36.499 papeletas más. Pero ahí queda el disco rayado. Con el mismo empeño con que han venido repitiendo que las elecciones del 23-J no las ganó el PP. Pero ‘si non e vero, è ven trovato’. Podemos no está para celebraciones y Sumar ha conseguido estrenarse plantando la pica de Yolanda Díaz en el Parlamento vasco.
Cunde la sensación de que estamos en capilla de que Bildu dé el ‘sorpasso’ definitivo al PNV en la próxima convocatoria electoral
El PP ha ganado votos y un escaño más. Serían datos para un brindis pero no han llegado al 10% del escrutinio. Javier de Andrés no ha conseguido recuperar los votos que se fueron al PNV en anteriores ocasiones y tampoco se ha ganado las 21.396 papeletas de Vox, que mantiene su escaño. Y no será influyente en un Gobierno que, si se conforma entre el PNV y PSE tiene asegurada su mayoría absoluta.
Este es el panorama que han dejado las urnas del 21 de abril. Con una mayoría aplastante de independentistas y de izquierdas en el Parlamento vasco. EH Bildu ya barre para casa y prepara su caldo de cultivo para la próxima reforma del Estatuto. Otegi empieza a enseñar su próxima carta: Euskadi es una nación con derecho a decidir. Será el turno siguiente al de Cataluña. Y los socialistas tendrán que definirse.