Eduardo Uriarte-Editores
El que vino provocando estas malas artes en la política para garantizarse el poder vitalicio fue él aprovechándose de un laxo y abierto sistema constitucional y una ineficaz pasividad por parte de sus oponentes.
Como muchas veces he escrito, apareció con la bandera del No es No, lema antitético con la política y todo orden democrático, insultando, “indecente”, “”ultraderecha”,”derechona”, y mintiendo en todo, desde su aparente respeto al orden constitucional, cual Fernando VII, a su rechazo a pactos con el populismo y el nacionalismo, abusando inmediatamente de los privilegios de su rango, desde el Falcon a su factoría de asesores, rodeándose de una servil corte con aires de monarca absoluto.
Asumió desde el principio como eje de su estrategia el enfrentamiento, buscando en cada momento y ocasión el choque con sus adversarios, a los que convirtió en perversos enemigos. El perverso enemigo es el fundamento de toda su estrategia y pensamiento -incluso en la pandemia-, con calificativos cada vez más difamadores, aprovechando y acelerando la deriva hacia las malas formas y comportamientos en el que el parlamentarismo español iba cayendo desde la última etapa de González hasta llegar a la anulación de éste en los momentos actuales. Hoy padecemos una crisis institucional que atraviesa todos sus ámbitos. Senado frente al Congreso, Fiscalia General frente a Judicatura. Lo único que sobresale en el caos es el Puto Amo.
En las situaciones de crisis que padeció la primera mitad del siglo pasado, fórmulas populistas de poder, antidemocráticas, erigieron líderes mesiánicos a los que calificaron laudatoriamente, como el Duce, el Führer, el Caudillo, y ahora, en nuestro caso, el Puto Amo. La elección casual del nombre es el resultado de la dinámica agresiva y populachera que ha adquirido la política y el lenguaje entre los afectos al líder, aunque sospecho que no le va a gustar cuando hay otros nombres más excelsos. Finalmente puede ser la causa verdadera por la que el presidente acabe cesando a su creador, y no por la situación de los trenes o la crisis diplomática que acaba de propiciar. Es demasiado chabacano el apelativo cuando en este mar de contradicciones entre las diferentes partes del Estado el que emerge es el Presidente Sol. De ahí el sufrimiento del pueblo cuando se ha visto obligado a retirase herido de amor por su señora.
Lo que trajo Sánchez a la política es una agresividad y menosprecio al adversario que no se atiene a las normas liberales y republicanas que rigen la convivencia. Tras dos estados de alarma inconstitucionales, unos indultos a sus aliados, forzar una amnistía para los mismos que por inconstitucional provoca una crisis institucional no sólo con el Senado sino también con el poder Judicial, y probablemente con el ordenamiento europeo. Dicha espiral de conculcaciones sólo podía llevarse a cabo con el fango, el bulo, la mentira, que intenta atribuir a la oposición, en coherencia con la maldad de ésta según su corta y primitiva estrategia. Corta y primitiva, pero que le funciona en una sociedad despolitizada, embriagada de propaganda desde el poder, emotiva e incauta. El insulto que ha infligido a ésta con sus cinco días de retiro por amor sería causa de un masivo rechazo, pero parece ser que ha sido todo lo contrario. El culto pueblo alemán fue incautamente arrastrado a la tragedia por su Führer. Nada es nuevo, la historia se suele repetir como farsa pero también como tragedia.
La dinámica de polarización, de buenos y malos, ricos y pobres, de muros, llevó a España a la guerra civil, esa que tan sesgadamente intenta manipular mediante memorias históricas o democráticas. Por eso no hay que sorprenderse que tanto el PCE como el PSOE tras la muerte del dictador pugnasen por la reconciliación y huir de todo lo que pudiera parecerse a aquel frente popular que erosionó la convivencia republicana desde dentro. El de ahora es peor porque si bien es un frente no lo es tanto popular como populista, necesitado de crear enemigos y alcanzar las mayores cotas de demagogia mediante el uso de una propaganda que recuerda la de los totalitarismos del pasado siglo. De aquella experiencia dañina y derrotada del frente popular surgieron serias reflexiones, como las de Prieto en su exilio mexicano, o la de Carrillo con su propuesta de reconciliación nacional en el V Congreso del PCE. De la actual propuesta populista del izquierdismo no surgirá más que caos, pues carece de cualquier poso teórico y de pensamiento, cegado por la única y exclusiva máxima del poder por el poder, oculto por un baño de peronismo asistencial a costa de la deuda pública que empezaremos a pagar cuando los que hoy mandan huyan a la República Dominicana.
¿Y de Cataluña? Cualquier cosa, pues es el centro del fango, con mayor repercusión en la política general de España que en la de Cataluña. Lo que queda claro es que Sánchez es capaz de resucitar a un muerto.