En la madrugada del domingo se produjo en Cataluña un robo de cable de cobre que afectó a los trenes de cercanías causando averías que han dificultado el traslado de ciudadanos a los colegios electorales para depositar su voto. El nacionalismo ha reaccionado como suele, diciendo “nosotros no hemos sido”, exigiendo medidas al Gobierno y pidiendo a la Junta Electoral Central que alargue el horario de las votaciones hasta más allá de la hora del cierre de  los colegios.

El hecho de que Junts y ERC se hayan puesto de acuerdo en esto revela que hay algo discutible en su posición: la responsabilidad en materia de seguridad sobre los trenes y todo lo que les concierne no es del Gobierno, sino de la Generalidad. Los robos de cable de cobre se han venido produciendo con bastante frecuencia. En lo que llevamos de año se han perpetrado ya 46 y por último, no se ha detectado un aumento de la abstención forzosa debido a esta causa, ya que la participación 55,6% fue un par de puntos superior a la de 2021, aunque aquellos comicios se celebraron en medio de la pandemia. La participación en 2017 fue notablemente mayor, un 79,09%.

En cuanto hubo un porcentaje de escrutinio notable, ya se perfilaron los resultados en lo esencial: El PSC creció más de lo que le auguraban las encuestas. La segunda fuerza sería el partido del prófugo que crecería tres escaños, suficiente para dar el sorpasso a ERC que sería el verdadero motor de ese cambio al perder 13 parlamentarios. Gran resultado del PP, que multiplicó por 5 su representación actual. También fueron buenos los de Vox, que mantiene su representación, caídas de En Comú Podem y sobre todo de la CUP, que pierde más de la mitad de sus escaños, y, como todos los horrores son posibles en esa cámara, irrumpe Aliança Catalana con 2 escaños.

¿Y qué pasará desde mañana? Pues las opciones son pocas. No hay posibilidad de los golpistas puedan conseguir un pacto de Gobierno. Sí la hay, en cambio, aunque puramente teórica, de un acuerdo entre el PSC y Junts. ¿Pero hay posibilidad práctica? Eso es más dudoso. Puigdemont, lo ha dicho en campaña y está en la lógica de las cosas, no va a favorecer una Presidencia de Salvador Illa. No es del todo descartable la opción (disparatada) de que el PSC apoye a Puigdemont por orden de Sánchez. Esa es precisamente la razón de que no se pueda descartar. Ciudadanos desapareció, estaba cantado.