- ¿Cuáles son los objetivos políticos de Patxi López, los fundamentos que le inspiran a actuar y que le hacen pasar de un puesto a otro sin aparente coherencia de destino?
A la vista del largo tiempo que lleva Patxi López en la política, primero vasca y luego española, ¿cuál es el proyecto político que guarda este hombre en su mochila?
Cuando le veo aparecer en cargos tan distintos, quiero pensar que tras su actuación política hay un objetivo, un fundamento que le inspira a actuar y que le hace pasar de un puesto a otro con cierta coherencia de destino.
Si no fuera así, ¿qué sentido tendría haber sido lehendakari y ahora portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, pasando por presidente de dicha institución, tercera autoridad del Estado?
En su último Aberri Eguna como presidente del Gobierno vasco, Iñigo Urkullu se despidió ceremoniosamente de la militancia y del partido en general, con su solemnidad acostumbrada, y concluyó, en modo retórico: «No sé si hay un honor más grande para un aberzale que ser lehendakari de Euskadi».
Patxi López no es aberzale, pero sí ocupó el cargo de lehendakari. Queremos creer que fue un honor para él como socialista vasco.
Pero lo que está claro es que no fue una culminación para su trayectoria política, a diferencia del caso de Urkullu.
Patxi siguió luego como socialista y se metió en la pelea por ocupar la secretaría general del partido, para lo que armó una candidatura casi exclusivamente vasca, apoyado por los suyos, como tercero en discordia entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, aunque luego, pasado el tiempo, resultó ser un sanchista más, y de los más fieles.
En realidad, su reducida candidatura no fue más que una forma de hacerse presente sin bascular hacia ningún bando de la disputa, para luego arrimarse al que venciera, indistintamente.
«Patxi López ha ido haciendo lo mismo que los nacionalistas, pero dándole un ligero matiz propio que no alteraba nada lo heredado»
Pero volviendo a su etapa de tres años como lehendakari, ¿qué impronta socialista dejó en el cargo? ¿Qué hizo como socialista que no hubiera hecho como nacionalista?
En realidad, él fue haciendo lo mismo que habían hecho hasta entonces los nacionalistas, dándole un ligero matiz propio que no alteraba nada lo heredado. Y menos mal que tuvo gente que le pudo ayudar a sobrellevar los intríngulis del cargo, como Rodolfo Ares o Andoni Unzalu, ya fallecidos ambos.
A bote pronto, se me ocurren tres ejemplos de esa forma de proceder, tan propia del personaje.
El primero, su discurso de toma de posesión. No se le ocurrió cambiar nada sustancial, ni el sitio ni la ceremonia en sí, tan sólo alguna frase de la jura al cargo, con la que se notara el proverbial ateísmo socialista frente a la religiosidad nacionalista. Pura superficialidad en estos tiempos.
Otro caso. El de los premios Euskadi de literatura. Durante su periodo como lehendakari, se dieron dos premios que los habría dado de mil amores cualquier nacionalista. Uno al etarra fugado Joseba Sarrionandia y otro al ideólogo de la izquierda aberzale Joxe Azurmendi.
El tercer caso, entre otros muchos citables, es el de su actitud hacia la llamada «diáspora vasca» nacionalista, un artefacto ideológico construido a imagen y semejanza del nacionalismo y que alude a los vascos con apellido autóctono (de los que no lo tienen nadie se acuerda) que se fueron a hacer las Américas.
Para el nacionalismo, esos vascos constituyen algo así como el reservorio de las esencias patrias y de lo que debería ser un País Vasco ideal.
A ese colectivo, el nacionalismo vasco le viene insuflando jugosas subvenciones a través de las casas vascas (Euskal Etxeak) repartidas por todo el mundo, como forma de hacer política exterior para la causa.
Patxi López se sumó a esa historia como lehendakari socialista, sin cuestionar nada sustancial de la misma, tan solo dándole, de nuevo, algún matiz superficial diferenciador.
«Los dos cargos más importantes que ha ocupado Patxi López le han llegado gracias al apoyo del PP. Lo cual no ha servido más que para afilar y acrecentar su inquina proverbial»
Pero la prueba más dolorosa de su inanidad política como lehendakari se puede apreciar en cómo, coincidiendo con su paso por la política vasca, que le llevó hasta Ajuria Enea, la margen izquierda de la ría de Bilbao, antiguo bastión socialista del País Vasco, origen de toda la historia del partido, ha ido perdiendo irremisiblemente presencia socialista hasta quedar convertido en un semillero nacionalista.
De ahí precisamente ha salido el que va a ser próximo lehendakari, el peneuvista Imanol Pradales. Y ahí resiste el único superviviente socialista en la zona, el sempiterno alcalde de Portugalete, Mikel Torres.
¡Qué más quisiera la margen izquierda que ser como el llamado cinturón rojo de Barcelona, de donde Salvador Illa ha sacado todo su potencial para ganar las últimas elecciones autonómicas en Cataluña para el PSC!
Los dos cargos más importantes que ha ocupado Patxi López le han llegado gracias al apoyo del PP. Lo cual no ha servido más que para afilar y acrecentar la inquina proverbial que este político le tiene al partido fundado por Manuel Fraga.
Otro ejemplo más de la falta de espíritu integrador de Patxi López.
Cuando esas dos circunstancias le podrían haber convertido en un político más inclusivo y más centrado, lo que han conseguido es radicalizarle más y hasta darle cierto toque sectario y arriscado.
Después de ser lehendakari y presidente del Congreso, Patxi López es portavoz del Grupo Socialista en el Congreso en la etapa más intensa del sanchismo.
Allí despliega Pedro Sánchez todas sus dotes reconocidas para vivir en el alambre de la política, sometido a los vaivenes diarios de unos y otros, particularmente del independentismo catalán.
Y ahí tenemos a Patxi López, exlehendakari y expresidente del Congreso, como portavoz del grupo parlamentario, hundido en el fango hasta el cuello. Pero él es un político fajador y ahí anda, aparentemente como pez en el agua.
Patxi López es originario de la margen izquierda de la ría de Bilbao y mientras él ejercía la política ha visto como toda la influencia del socialismo en esa comarca se esfumaba en beneficio del nacionalismo. Se podría decir que la política vino a Patxi López y él se adaptó a ella con la dedicación que sólo puede dar quien no pretende cambiar nada, sino solamente dejarse llevar.
Lo cual implica también que otros que sí tienen un proyecto político propio le han comido la tostada en su propia tierra de manera inmisericorde.
*** Pedro Chacón es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV-EHU.