Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Le imagino despistado, o despistada claro, y no me extraña. Habrá visto, oído o leído que estamos en campaña electoral. Ya. Pero ¿de qué elecciones hablamos? Si escucha a los líderes sabrá que Pedro Sánchez esta empeñado en acabar con la máquina del fango, terminar con los bulos y atar en corto las difamaciones. A las que lanzan los demás claro, por supuesto, que él no sabe nada de eso. Mientras, Núñez Feijóo quiere concentrar a su alrededor los votos de todos aquellos que discrepan de las erráticas y frentistas políticas del presidente, que supone son muchísimos. Abascal se coloca en medio disparando a derecha (balas perdidas porque no le queda nadie) e izquierda (ahí tiene juntos a todos los demás). De la señora Díaz, a quien las elecciones le sientan mal como a mí el cocido maragato por la noche, poco le puedo contar porque tengo graves dificultades para entender su discurso. Si ya era difícil seguirle en castellano o en gallego, ahora que le ha dado por el catalán ni le cuento. Solo le entendí que la derecha y la ultraderecha están ‘molt activats’.
Si se ha quedado ahí y se ha fijado solo en los temas que ocupan y centran la campaña habrá llegado a la equivocada conclusión de que hablamos de una repetición de las elecciones generales celebradas hace poco menos de un año. Parece que ha pasado un siglo pero no, son solo 11 meses y medio.
Pues se equivoca, la campaña electoral prepara unas elecciones europeas. ¿Se habla en ella de la PAC que irrita a nuestros agricultores, ganaderos y, en menor medida, pescadores que han colapsado calles y carreteras hace tan solo dos meses? No. ¿Se habla en ella de las restricciones que imponemos a las industrias que emiten gases nocivos, mientras compramos los productos de sus competidores extranjeros que emiten más, lo que impide conseguir los objetivos generales comprometidos? No. ¿Se habla en ella de temas como el Informe Letta dirigido a conseguir un mercado interior único que permita enfrentarnos con las mismas armas a las empresas norteamericanas y chinas? No. ¿Se habla en ella de cómo debería ser la política exterior común que gestionara con un mínimo de presencia y eficacia los conflictos de Ucrania y Palestina? Tampoco. ¿Se he hecho algún debate sobre la nimiedad de los logros obtenidos durante la presidencia europea que hemos ocupado el año pasado y que no volveremos a tener hasta dentro de 13 años? ¡Ah, no sé decirle cuántos saben que hemos ocupado la presidencia europea, tal ha sido su sigilo!
Pues ya verá como después alguien se queja de la escasa participación en las urnas…