Francisco Sosa Wagner-Vozpópuli

Se critica a quien ha mandado a la mierda a un oponente político porque se teme que se imponga un clima de cloaca, que se torture el lenguaje y se desgarre el buen gusto sustituyendo la palabra por el excremento.

Ocurre además que la usuaria de tan mefítica orden es al mismo tiempo creadora de imágenes bien acertadas como la del “fijo discontinuo” que designa al parado que arrastra su aflictiva condición a lo largo del año con ocasionales interrupciones laborales.

La verdad – dicen quienes todo lo critican- no se esperaba de tan inspirado personaje que acabara practicando un discurso empedrado de asquerosidades.

¿Cómo ha sido posible? Esta es la pregunta que aturde tanto como confunde.

Preciso es poner claridad allí donde puede haber equívocos y ver las cosas de otro modo para no arruinar el prestigio de una gran personalidad política.

Lo que ella ha pretendido es abrir una nueva etapa en la comunicación, como si dijéramos descorrer un cortinón de novedades en la arena parlamentaria. Convengamos en que esta mujer se halla en un momento de gracia pues que está creando el naturalismo literario y excrementicio. A unir a todos los naturalismos que ya están muy desgastados, para qué vamos a engañarnos.

Podría haber utilizado, es verdad, un sinónimo, verbigracia, palomino, zurullo o plasta como medio de enriquecer el lenguaje (ya que ella empobrece todo lo que toca usando el BOE) pero no ha querido porque se ha atrincherado en la expresión castiza, plena de evocaciones populares, de fandango y garbo chulapón.

Que además encaja muy bien en la denuncia del fango que hace el jefe de la cáfila pues nadie negará que mierda y fango son vocablos entrelazados.

Colocando la mierda en el centro de la argumentación se obtiene otro beneficio: se desplaza esta de la biblioteca tapizada de libros tan llenos de polvo como vacíos de vida, al retrete, al excusado, a la letrina cuartelera, trasmutados en laboratorios y centros para la reflexión y la deliberación.

Un lugar donde impera la soledad y, acompañándola, tan solo el papel para verter en él las cogitaciones que el trance vaya generando. Allí no hay wikipedia a la que acudir ni diccionarios, tan solo el magín en plena ebullición de tesis, antítesis y síntesis que se hace tanto más fecundo cuanto que goza del alivio corporal.

La escatología o coprología como asignaturas, pronto como máster financiado por las grandes tecnológicas. ¿No estamos en el buen camino?

En el perfecto me atrevería a decir. Tanto que propongo crear, para el Gotha español, el título de duquesa de la boñiga y un escudo con un excremento en campo de gules.

Solo así habremos recompensado el esfuerzo creativo de una señora que es la madre de todas las descomposiciones.