JOSÉ M. DE AREILZA-ABC

  • Biden se retira, pero comete el error de apoyar a Harris como candidata

Todavía se puede evitar un segundo mandato de Donald Trump. La renuncia de Joe Biden a ser el candidato demócrata, por razones que el presidente no ha necesitado explicar, devuelve una tenue esperanza a muchos ciudadanos occidentales, no solo estadounidenses. Pero no es nada sencillo detener el ascenso del dúo Trump-Vance, en especial en los llamados estados decisivos de los Grandes Lagos.

Tendrían que ocurrir dos cosas: en primer lugar, una rápida elección de un candidato demócrata atractivo, para convertir su convención en Chicago dentro de un mes en un gran acontecimiento que movilice y deje atrás un sentimiento fatalista extendido. Segundo, que los votantes republicanos moderados y los independientes volviesen a ver a Trump como lo que es, un político no menos anciano que Biden, con tendencias autoritarias e ideas pésimas para la economía del país y la estabilidad global. Es decir, que pase el momento heroico del republicano y sea percibido de nuevo por los menos entusiastas como una apuesta muy arriesgada.

Lo primero es lo más difícil: Biden era capaz de unir al partido y moderar los excesos de su ala izquierda, que da la sensación de que prefiere perder con Kamala Harris a ganar con un centrista. La tentación de nombrar candidata a una vicepresidenta sin tirón popular demostrado no es solo una exigencia de los más radicales, está en el ADN demócrata. En los últimos años se ha convertido en una formación política protocolaria y jerárquica que, además, se ha acostumbrado a recibir el voto de la mayoría de las mujeres y las minorías.

Biden se retira, pero comete el error de apoyar a Harris como candidata. Los líderes demócratas del Congreso, los expresidentes y los principales donantes que han forzado la renuncia deben completar su tarea, seleccionar al mejor aspirante y evitar una guerra civil interna. Son muy conscientes, sin duda, del precedente de otra convención demócrata en Chicago, en 1968, a la que se llegó sin un candidato aceptado por todos y resultó una catástrofe. Mark Twain lo advertía, la historia no se repite, pero muchas veces rima.