Lo de Sánchez también tiene su aquel, a la espera de que Tezanos lo mejore, con una previsión que le otorga  siete escaños más que los que tiene ahora en medio de la escandalera que supone la investigación de su mujer por tres presuntos delitos, con él mismo teniendo que declarar mañana como testigo, recuérdense sus palabras contra Rajoy cuando su predecesor tuvo que comparecer en idéntica condición para que un par de consideraciones chungas de José  Ricardo de Prada anuladas después por el Supremo le sirvieran en bandeja de plata la moción de censura con la que empezó a detentar la Presidencia del Gobierno.

Las aparentes mejoras de Sánchez son siempre vasos comunicantes. Como antes había hecho con Podemos, ha crecido a costa Sumar. Los siete escaños son apenas la tercera parte de los que pierde Yolanda Díaz (23) en lo que llevamos de legislatura.

Por otra parte, a la coalición de progreso,- COPRO, bautizó Bustos con un acrónimo impecable -, le pasa algo parecido a lo del PP con VOX. Su factor de incertidumbre  son los ocho escaños que Sigma-2 ha pronosticado a Junts, que no parecen tentados de volver a apoyar su investidura. En la segmentación ideológica de los votos, el bando de Sánchez sacaría el 46,8% de los votos, mientras el de Feijóo obtendría una décima menos, aunque las derechas sacarían 12 escaños más, 179 contra 167.

Como Sánchez es un jugador de corto plazo, de momento no ve más allá de ganar para Illa la Presidencia de la Generalidad, que espera conseguir mediante su negociación con Esquerra Republicana. Pasa en esto que los dos principales partidos golpistas catalanes se detestan más entre sí de lo que aborrecen a Pedro Sánchez, que éste se ve obligado a ganar el Govern para uno de los suyos. Ganarlo no le garantiza nada, pero perderlo sería catastrófico, después de las derrotas cosechadas en el Congreso. Los golpistas están sometidos a una notable paradoja. Tanto Junts como ERC aspiran a ser los socios preferentes del PSOE, pero el que no llegue acusará al que sí de ‘botifler’. Puigdemont ya se ha adelantado y vuelve a tener vigencia el diagnóstico que yo he escrito aquí un par de veces. Para librarnos de Sánchez solo podemos confiar en Puigdemont.