Carlos Souto-Vozpópuli
El mes se esfuma entre el absurdo del descalabro global, la burla socialista de la dictadura venezolana y la endeblez y debilidad del sistema político español

Así fue, y el que quiera oír que oiga.

El día primero de julio todos pensábamos que, a partir de allí, Francia cambiaba de rumbo. Hacia la derecha, arriba, abajo, pero rumbo a una revolución cultural necesaria para que la sociedad gala entienda dónde se ha metido en su evolución política moderna.

Le Pen era la portada de todos los sitios digitales de noticias, los que ve todo el mundo en X, y que alarman a las izquierdas residuales y hacen inflar el pecho a las derechas más extremas.

Casualmente por esos dos motivos también durante julio, otro día nos despertamos con que eso no era de verdad, sino una cámara oculta que le hicieron los franceses al resto del mundo con su ácido sentido del humor.

No importa, en fin, eso no ha sido nada, seguimos en guerra, la guerra es en Europa, bien en el centro de la Europa continental, y otra en Medio Oriente que tiende a arder como reguero de pólvora. Pero mientras tanto vamos tirando.

Igual y con todo, eso no llega tanto a España, que ahí están los Pirineos, que para algo los puso dios.

Aquí la cosa, el día 1 del mes, es que la fiscalía le pide a un juez que no investigue a la mujer del presidente por nada; el día 2, la Complutense acusa a la mujer del presidente de una serie de cosas, mientras el día 3 ella le pide al juez que no la grabe en el banquillo porque no le gusta que la graben en el banquillo, siendo ella quien es.

Además, todos nosotros benditos europeos, estamos viendo la Eurocopa y en especial los españoles, porque nos va bien.

Entonces llega la víspera de la final y allí estamos, es el día 13, que no por nada es temido cuando es martes, cuando es viernes y a partir de este año cuando es sábado también, ya que al despertar el domingo resulta que Trump recibió un disparo en una oreja. Bang!

Pero nadie muere en las vísperas de una final de Eurocopa, claro.

La bala lo rozó a milímetros de perforarle el cerebro, una bala que le disparó un joven (que mataron enseguida, eso sí) con su propio rifle subiéndose a un techo a menos de 200 metros del hombre anaranjado. Toda su protección parecía al comando del Superagente 86 y hasta aparecía en la escena la agente 99, aunque ya muy desmejorada.

Dejó una foto para la historia, durante días en julio veríamos eso, eso, eso y eso.

Pero bueno, hoy no, es sólo día 14 y juega España la final de Eurocopa, no pueden programarnos así, es enloquecedor.

Con el gobierno de España declarando hacia adentro que su familia (que es la del presidente) sufre una persecución ‘injustificada, inhumana y cruel’

Lo cierto es que al estupor por lo de Trump y las celebraciones por los resultados deportivos llegamos a mitad del mes con las pulsaciones por encima de 120.

Así pasaba la primera quincena, aderezada por los despistes cotidianos de un Biden cada vez más loco, sumándole el día a día de un presidente que ya gobierna con la Moncloa rodeada, aunque sigue allí gracias a la oposición y como fin de ciclo tenemos un chupito de Carvajal que madre mía.

Y así terminaba el primer tiempo, con el gobierno de España declarando hacia adentro que su familia (que es la del presidente) sufre una persecución ¨injustificada, inhumana y cruel. ¨

Sin embargo, iba a comenzar el segundo tiempo sin ir al descanso, porque en una semana se baja Biden retirado por propios y ajenos, todo bastante a las apuradas. Hasta la semana anterior nos importaba quién ganaría la final de la Eurocopa, pero a esta altura julio no da tregua y ahora la pregunta es quién se sube al ring contra Trump.

Mientras se perfila Kamala por ser la única alternativa, o el mal menor o como quieran definirlo los demócratas, ya estamos palpitando los Juegos Olímpicos que se van a realizar nada menos que en Francia, lugar tranquilo si los hay hoy en día para un evento de estos. El gobierno revivido de Macron echa a las personas sin hogar que afean París en cualquier momento del año sólo por algunos días, para que no aparezcan en la televisación. Qué elegancia la de Francia.

Es lo que le importa a la mayoría de la gente y a la televisión oficialista española, y nuestro equipo y las medallas, el vía crucis del presidente y los resbalones de la oposición, destacando aquellos por flanco derecho.

Casi a nadie le importa que en el último fin de semana del mes haya elecciones en Venezuela, con lo que eso significa geopolíticamente para el mundo y en especial para el presidente de España que mantiene lazos casi carnales con el actual gobierno de Maduro.

Lazos de sangre, que incluyen visitas prohibidas al espacio Schengen (de Barajas) y hasta un expresidente socialista participando del saqueo criminal bolivariano.

Pues así cayó el final de julio como un vendaval, la apertura de los Juegos franceses resultó una desgraciada fiesta woke, aumentando la irritación de la polarización woke-anti woke a niveles exasperantes, con la última cena y los cristianos como objeto de burla e incluyendo a un tipo con los huevos al aire en frente de millones de espectadores, entre ellos mucho público infantil de todo el mundo, de todas las culturas y de todas las religiones.

El presidente del Gobierno, ante el juez

Pero bueno, que los franceses se las arreglen solos, que una semana antes de que termine julio ya un juez dispone que el mismísimo inquilino principal de la Moncloa declare como testigo en una de las causas de su señora esposa.

Y así nos dejan estos 31 días, totalmente aturdidos, indignados y confundidos (o sea, a punto de caramelo para cualquier cosa) entre el absurdo del descalabro global, la burla socialista de la dictadura venezolana y la endeblez y debilidad del sistema político español, que termina el séptimo mes del año temblando como un castillo de naipes en plena tormenta eléctrica.

Julio por fin se ha marchado y el recado que nos ha dejado es que ojalá volvamos a los años dorados en que le dedicábamos récords de memes.