Juan Carlos Viloria-El Correo

  • Desde el Puma hasta Anasagasti, la resistencia venezolana empuja a Maduro hacia «el carajo de la vela»

En la tarde de las manifestaciones globales de apoyo a la democracia en Venezuela y contra la usurpación del poder por Maduro, en Bilbao, un antiguo dirigente del PNV, Iñaki Anasagasti, terminó su alocución jaleando a los concentrados: «¡Viva Venezuela! ¡Maduro, al carajo!». Anasagasti, nacido en Cumaná, se ha convertido en un afanoso opositor al despotismo chavista, mucho más activo que el PNV, tan apático como el PSOE a la hora de defender a la oposición democrática venezolana.

De los siempre hiperventilados antifascistas de Bildu, Podemos, Sumar, ni rastro. Dar apoyo a un pucherazo electoral grotesco y aberrante para seguir empuñando el poder, por encima de la voluntad del pueblo, dice mucho de unas siglas que se dedican a señalar fascistas imaginarios y miran hacia otro lado cuando los fachas son de su cuerda ideológica. En el acto emocionante de la plaza Elíptica donde los expatriados entonaban el himno de su patria, se oyó con reiteración la consigna «Maduro, al carajo» que, por estas latitudes, ha tenido equivalencias dispares. Hasta el propio autócrata y su simpatizante Juan Carlos Monedero la utilizan con profusión contra la oposición democrática. Anasagasti citó en su arenga al cantante venezolano, José Luis Rodríguez, bautizado por los admiradores como el Puma por su envidiable cabellera y, ahora, por su valentía indómita dando la cara contra el régimen usurpador. El intérprete ha sido uno de los primeros en reaccionar contra el fraude y lanzó un contundente vídeo en las redes que terminaba clamando: «¡Basta de dictaduras en Venezuela! ¡Váyanse al carajo!».

Muy serio y convincente recordaba la desgraciada historia de golpes y dictaduras que históricamente han coartado la libertad en el país latinoamericano. Pero también didáctico, explicaba para los despistados, que el carajo es una cesta ubicada en el extremo del palo mayor de los veleros donde se confinaba a los bellacos, indignos marinos, de una tripulación. En versión española siempre se ha utilizado la expresión ‘vete al carajo de la vela’. El diputado hispano-vasco-venezolano, asumió el discurso del Puma que había sancionado a Maduro y sus acólitos: «Váyanse al carajo, por favor; ya basta de robar, de matar, de perseguir. Basta. Váyanse al carajo. Vete Nicolás. Ya es obvio que ganó María Corina. Basta de dictaduras en Venezuela». En las plazas de España donde la resistencia democrática clamaba por sus derechos, los mayores abucheos se los llevó Maduro, pero no le anduvo lejos el recóndito Zapatero refugiándose en el silencio de su actitud diletante.