Alberto Ayala-El Correo

El lehendakari Pradales se encuentra seriamente preocupado por la situación en que se ha encontrado nuestra sanidad. De lo contrario resulta difícilmente explicable la enmienda a la totalidad que ayer planteó respecto a la labor realizada por anteriores gobiernos.

En el documento que entregó a los agentes sanitarios, políticos y profesionales que asistieron a la primera reunión de la mesa que intentará devolver la excelencia a Osakidetza –con la inexplicable ausencia de ELA–, el lehendakari no se anda con paños calientes. Pradales se muestra persuadido de que nuestra sanidad necesita un profundo cambio en su organización y funcionamiento. Cambios para acabar con barreras y excesos burocráticos. No sé si eso es una enmienda a la totalidad a la labor desarrollada por Urkullu y su equipo, pero suena a algo muy muy parecido.

El anterior inquilino de Ajuria Enea y su última consejera, Gotzone Sagardui, se esforzaron por minimizar el creciente clamor popular contra el deterioro de la que siempre fue la joya de la corona de nuestro autogobierno. E insistieron en que los problemas existentes estaban en vías de solución. Sagardui llegó a mostrar su enfado con el candidato Pradales por insistir en la campaña en que volver a levantar Osakidetza sería su gran prioridad. PNV contra PNV.

No sé cómo habrán encajado Andoni Ortuzar y la dirección jeltzale la enmienda a la totalidad de ayer. Cabe pensar que si cambiaron de candidato a Ajuria Enea sería porque veían imprescindibles nuevas políticas. Pradales parece estar en ello. Veremos con qué éxito y con qué recetas. Y es que tiene poco que ver reforzar la sanidad pública desde lo público con apostar por tirar más de la privada, con notable presencia de conocidos rostros jeltzales.

Aguardan meses complicados al partido guía, que ha tenido y tiene en sus manos casi todos los resortes del poder en Euskadi desde la aprobación del Estatuto. Resortes que ha usado y de los que no ha dudado en abusar para controlarlo casi todo, y alumbrar una notable casta de favorecidos.

Y es que a las chispas de Osakidetza hay que unir las que sí o sí van a saltar –están saltando ya– sobre la conexión de la Y ferroviaria con Navarra: Ezkio-Itsaso o Vitoria. El Gobierno central es evidente que se inclina por razones económicas por la capital vasca. Como el PNV alavés y la mayoría de los partidos de este territorio. Gipuzkoa, en cambio, exige que se haga por Ezkio.

De nuevo PNV contra PNV. Y en un asunto en que habrá perdedores y ganadores. Y los habrá en los territorios en los que los de Ortuzar han retrocedido más posiciones.

Tiempos complejos para un PNV que, además, debe decidir si jubila a Ortuzar –él parece con pocas ganas–. Que debe estar muy atento a ver si Sánchez resiste en La Moncloa a costa de lo que sea, incluido seguir faltando a la verdad y llevarse por delante a algunos barones. Es lo más probable, aunque no descarto que Junts nos lleve a nuevas elecciones como sueña Feijóo.