- Para Marisu los cientos de millones de euros que se birlaron a los trabajadores en la trama de los ERE no existieron, lo de las putas y la coca tampoco, y el dinero «para asar una vaca» bajo el colchón de un implicado fue también un cuento del PP. ¿Es que la Montero cree que somos tontos? Pues sí
Probablemente un amable comentarista que se empeña en enseñarme a escribir me avisará de que no debo emplear «repóquer» sino «repóker», como me afeó que no utilizase «dandi» sino «dandy». Esas advertencias nacen de no frecuentar el Diccionario de la R.A.E. y querer dar lecciones. A mi edad y con cierta experiencia en este menester de juntar palabras, que Dios se lo pague. Hoy, recordando esos gazapos idiomáticos prescindibles, recojo un repóquer: cuatro naipes iguales más el comodín. Aclaro que sólo he jugado al póquer una vez hace años en casa de unos amigos. Me enseñaron el juego y les gané. No volví a probar suerte porque intuí improbable, más bien imposible, que se repitiera la chiripa.
El primer naipe lo dedico a Ione Belarra, exministra virtual de Asuntos Sociales y Agenda 2030, que no se caracterizó por su eficacia, pero evidenció escasas lecturas. Su empeño principal es distorsionar a su capricho la historia de España. Para ello sólo tendría que seguir la ley de Memoria Democrática. Su propuesta estrella es que se incluya en los planes de educación pública primaria y secundaria «la historia de la esclavización de personas». Parece que sea un estigma español, como cree del racismo y de la discriminación. No ha leído las Leyes de Indias ni otras normas desde los Reyes Católicos que igualaban en derechos a los súbditos peninsulares y a los del Nuevo Mundo mientras otros países los discriminaban.
Marisu Montero es el segundo naipe. La vicepresidente proclamó que los ERE son «un caso falso montado para derrocar al Gobierno» y acusó al PP de gobernar en Andalucía «por vía no democrática» basándose en que el TC, el chiringuito de Conde Pumpido, exoneró de ciertas penas a algunos condenados. Pero ocultó que el TC actuó indebidamente como tribunal de casación justo lo contrario de lo que defendía Conde Pumpido cuando fue fiscal general del Estado. Para Marisu los cientos de millones de euros que se birlaron a los trabajadores en la trama de los ERE no existieron, lo de las putas y la coca tampoco, y el dinero «para asar una vaca» bajo el colchón de un implicado fue también un cuento del PP. ¿Es que la Montero cree que somos tontos? Pues sí.
El tercer naipe lo merece José Luis Ábalos, ahora cabreado con su partido porque le dejó solo. Las piedras que Sánchez se encuentra en el camino las manda al arcén de una patada ya sean Ábalos, Koldo o el Tito Berni entre tantos. Fueron figuras en el sanchismo y luego no pasó nada, hasta que los jueces señalen otra cosa. Para Sánchez sólo cuenta su familia, al menos por ahora. Ábalos amenazó a Sánchez con votar «en conciencia». Menuda amenaza. ¿Es que antes no votaba de acuerdo con su conciencia? ¿Sólo por amor a Sánchez y al sueldo? No hablará, pero sería relevante conocer, por ejemplo, lo que sabe de las maletas de Delcy en Barajas que él y Koldo custodiaron, saltándose la prohibición de la UE de que la vicepresidenta venezolana aterrizase en territorio de la Unión.
Oscar Puente, ministro de Transportes, gana el cuarto naipe. Como es discípulo y guardián del «puto amo» se mimetiza con él. Miente sin freno. Compareció en el Senado con algunas perlas: «El tren vive en España el mejor momento de su historia», «el tren es un éxito de país», «nunca ha habido un mejor servicio ferroviario que el que se presta en este momento». Para Puente las 480 incidencias de este verano, la última anteayer, no existieron. Son infundios periodísticos. Llegó a ironizar: solo me falta escuchar «aquello de que con Franco los trenes iban mejor». Pues sí. Recuerdo cuando Sánchez visitando el hospital de La Paz lo atribuyó a Felipe González. Quienes sumamos ya muchos años custodiamos el pasado que hemos vivido. A mi primo, que pasó varias horas en Chamartín, le diré que lo soñó. Puente no dijo nada de la viruela del mono. ¿Por cercanía?
Para el comodín elijo a Santiago Abascal, y me duele. Le conocí hace bastante tiempo. Quiero creer que decide otro: alguien con más radicalidad que inteligencia política. Abascal puso al PP de nuevo en su diana. Ya rompió los pactos allá donde cogobernaba, aunque no todos sus consejeros le siguieron. No dimitieron. Ahora amaga con no apoyar los presupuestos en esas autonomías. Advirtió al PP: «Tendrán que llamar al PSOE»; les empujó a hacer «lo que hacen en Europa: pactar con los socialistas». Pero Abascal sabe que quien pacta en Europa es globalmente el PPE, como los otros grandes grupos. Podrían adelantarse elecciones en esas autonomías y que a Vox se lo comiese el lobo: el PP y Alvise. Siento que se equivoque de enemigo. No citaré hoy grandes favores de Vox al sanchismo, equivocándose sospechosamente en votaciones o por decisiones que le beneficiaban. El adversario a batir es Sánchez y distraer ese objetivo es favorecerle. Un grave error estratégico que acaso supondrá una sangría de votos. Hay antecedentes.