NICOLÁS REDONDO TERREROS-ABC

  • Maduro es un dictador y Venezuela, una dictadura

Hace ya sesenta años informaron a mi madre del lugar donde mi padre estaba detenido, después de unos días de cruel desinformación sobre su paradero. Presurosa, se dirigió hacia La Salve, cuartel de triste y cruel fama en Bilbao. Como no tenía con quien dejarme, me llevó con ella. Sorprendentemente le confirmaron que se encontraba allí y nos condujeron
a los dos, por oscuros pasillos, a su calabozo. Lo encontramos desvencijado
en la litera, haciendo esfuerzos por levantar la cabeza. Nos vio y, queriéndose
levantar con mucho esfuerzo, dijo: «Que salga de aquí el niño, sáquenlo,
por favor». No quería que su hijo de  seis u ocho años lo viera en aquellas terribles condiciones. Se nos olvidan muchas cosas duranten nuestra vida, pero nunca olvidaré aquella voz agotada, triste, que salía de algún lugar muy profundo. Fue durante la dictadura que morbosamente resucitan algunos cuando lo necesitan. Hoy muchos niños venezolanos, si tienen suerte, tendrán las mismas vivencias, que recordarán toda su vida.

No veo diferencias entre aquella dictadura y la venezolana. Maduro es un dictador y Venezuela es una dictadura. El régimen bolivariano, defendido por muchos con ímpetu incomprensible y por otros con silencios cómplices, ha dado el mayor pucherazo electoral del siglo XXI. Creyeron que descabezando a la oposición, impidiendo que Corina Machado se presentara a las elecciones, y con una dosis justa de represión e intimidación, iban a ganar las elecciones, pero el pueblo venezolano, que merece reconocimiento universal, votó categóricamente a favor de la oposición y en contra del dictador. Y el sátrapa con chándal no podía consentirlo; tampoco quienes mueven los hilos del títere, los cubanos. Se apresuraron a incrementar las amenazas y la represión de los opositores, porque una cosa es hacer como si las elecciones pudieran decidir algo y otra es perder el poder y los negocios que enriquecen a los cleptómanos dirigentes revolucionarios. Mientras aumentaban el miedo, las amenazas y la represión, como solo lo puede hacer un régimen autoritario comunista, las fuerzas internacionales, las instituciones y los Estados,jugaban a exigir que enseñara las actas electorales a quien había decidido utilizar toda la fuerza represora del Estado contra la población. Era perder el tiempo y dárseloal dictador para que se afianzara en el poder que ilegítimamente ocupa.

La conformación de la dictadura venezolana más contundente, ante la que nadie puede cerrar los ojos, es el exilio obligado del candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia. Podemos sentirnos orgullosos de González Urrutia, y no deberíamos alabar a quienes han provocado, negociado o facilitado el exilio del ganador legítimo de las elecciones venezolanas. La oposición no está vencida , ni declinará en el compromiso que adquirió con su pueblo, porque la heroica Corina Machado mantendrá viva la llama de la libertad y la dignidad en Venezuela y el verdader presidente espero que siga dando testimonio al mundo de la cruel realidad que vive su pueblo,

Hoy es el momento de dar un paso más. España debe reconocer que Edmundo González es el presidente legítimo de Venezuela y que allí viven bajo una cruel dictadura, monitorizada desde La Habana. ¡Cuánto nos alegrábamos los españoles por cada gesto de este tipo que venía del exterior!

Nunca ha sido fácil la consecución de la libertad, pero mientras unos sonríen en silencio o se jactan de su ‘victoria’ porque les permite seguir esquilmado al pueblo venezolano, muchos estaremos con ellos, donde quieran, en esa gran batalla. Dentro de poco, ya está sucediendo, valorarán muchos la labor de Zapatero en la ‘operación exilio’ de González Urrutia, pero yo lamento que no haya denunciado la dictadura de Maduro y que no haya exigido la proclamación del presidente legítimo. Él, que comprende la infinitud del Universo, puede encontrar explicación a su silencio. Yo solo siento tristeza y vergüenza.

NICOLÁS REDONDO TERREROS FUE
SECRETARIO GENERAL DEL PSE-PSOE