Pedro Chacón-El Correo

  • La conexión de la ‘Y’ vasca con Navarra a través de Gipuzkoa es la más natural

Lo de la conexión ferroviaria del País Vasco con Navarra a través de Ezkio-Itsaso o de Vitoria-Gasteiz es el último episodio del cuento de nunca acabar de la construcción de una ‘Y’ vasca que empezó en 2006. Y en un nuevo tiempo político -de todos por los que ha atravesado esta infraestructura- marcado ahora por un lehendakari, Imanol Pradales, que, a mi juicio, ya no tiene el ascendiente simbólico que tenían los anteriores sobre toda la militancia y aun sobre el conjunto del país.

En uno de los primeros mapas de la ‘Y’ vasca que aparecieron en prensa el año 2006 ya había un recuadro que decía: «Habrá una conexión con Navarra desde Ezkio-Itsaso. Pendiente de estudio». Pero en 18 años no han tenido tiempo de hacer una puñetera cata en la sierra de Aralar para saber la consistencia del terreno para horadar el túnel. Es broma, ¿no? Ahora las autoridades dicen que hay que esperar a las catas para poder tomar una solución técnica al asunto. ¿Técnica? Pero cómo va a ser una solución técnica si la ‘Y’ vasca es precisamente la solución política por antonomasia para unir tres capitales que, de otro modo, se podrían haber unido con trazados mucho más rectos entre ellas.

En fin, que lo que le faltaba a la ‘Y’ vasca, cuando todavía no se ha puesto en marcha ni se vislumbra cuándo lo hará, es tener una polémica como esta. Y eso que desde el principio de los tiempos la conexión de Ezkio-Itsaso se atribuía a los deseos del Gobierno vasco, mientras que la conexión de Vitoria-Gasteiz era la preferida del Gobierno central. Ahora parece que con Pradales se tomará una decisión con criterios exclusivamente técnicos. Para echarse a temblar.

En un País Vasco como el que tenemos, donde todo es más simbólico que real, a ver ahora cómo esquivan el simbolismo de Ezkio-Itsaso para tomar la decisión. Porque Ezkio-Itsaso lo tiene todo. En Ezkio, que antes era Ezquioga, se montó un cisco de cuidado en plena Segunda República. Situada en pleno corazón de Gipuzkoa, allí ocurrieron las famosas apariciones de la Virgen a los hermanos Bereciartu, que atrajeron a multitudes. La Iglesia y el nacionalismo vasco lo taparon de inmediato. La primera porque no quiso indisponerse con el régimen, lo cual resultó hasta sarcástico habida cuenta de que durante el periodo republicano fueron asesinados en España casi 7.000 religiosos, incluidos 13 obispos, y destruido un buen catálogo de su patrimonio. Y el nacionalismo vasco, porque las apariciones atrajeron a la Gipuzkoa integrista de entonces a todas las derechas católicas de España que estaban contra el régimen republicano.

En el otro núcleo del municipio, en Itsaso, falleció de una pulmonía el bardo Iparraguirre, el autor del ‘Gernikako Arbola’, que debería haber sido el himno oficial de Euskal Herria, incluidas las Vascongadas, tal como lo sentían todos los vascos del mundo, de no haber sido porque el PNV quiso imponer el suyo. La historia de Ezkio-Itsaso ha sido siempre, por tanto, la de la postergación de todas sus iniciativas y simbolismos. Si consiguiera situarse en el mapa convertida en eje de unión ferroviaria entre el País Vasco y Navarra podría resarcirse así de todas sus frustraciones.

Que la foralidad estaba en horas bajas ya lo sabíamos. Mientras provincias limítrofes como Cantabria o La Rioja -por no decir Murcia, que está más lejos- gozan de régimen autonómico, las tres provincias históricas vascas han tenido que integrar una comunidad autónoma que las ha rebajado de estatus frente a la provincia hermana de Navarra. Y a pesar de que hay una Ley de Territorios Históricos que preserva algunas de sus competencias -fiscalidad, asuntos sociales y carreteras-, el PNV, que gobierna en las tres, ha convertido el papel político de sus diputados generales en algo irrelevante frente a la figura inventada del lehendakari.

Cuando tengan los estudios técnicos de la sierra de Aralar -que ya veremos eso cuándo ocurre-, tendrán que decidir entre el Gobierno de España, el lehendakari y la presidenta de Navarra cuál será la conexión entre el País Vasco y el Viejo Reino. Así que las provincias vascas quedarán postergadas. Por eso me voy a mojar: pienso que la de Ezkio-Itsaso es la conexión natural. Ya sabemos que, con ella, entre Vitoria y Pamplona habrá que dar un pequeño rodeo, pero es el mismo que hay que dar con la ‘Y’ vasca para unir a las tres capitales vascas. Lo lógico es que tras la ‘Y’ vasca venga una ‘X’ vasco-navarra. El perjuicio para la conexión directa entre San Sebastián y Pamplona sería demasiado gravoso de querer satisfacer la pretensión de Vitoria. Y Bilbao, que por decisión del PNV está callada, debería decir que tener que ir a Pamplona por Vitoria resulta también absurdo pudiéndolo hacer casi en línea recta por Ezkio-Itsaso.