Juan Carlos Girauta, ABC, 11/9/12
Que no nos engañe Artur Mas. Él está detrás de lo que van a ver hoy: la mayor desautorización masiva de España
CUANDO Artur Mas les cuente que Cataluña se ha manifestado masivamente a favor del pacto fiscal, échense a reír, o échense a llorar, o échense al monte, pero no lo crean ni por un momento. La poderosa demostración callejera de esta tarde en Barcelona es un grito ensayado, promocionado y amplificado con fines estratégicos por el aprendiz de brujo que les quiere engañar, pero para los asistentes tiene un único sentido y persigue un solo objetivo: que Cataluña se separe de España y permanezca en la Unión Europea. Punto. Cree Mas que tras la exhibición podrá devolverlo todo a su caixa de Pandora.
Tampoco vayan a comprar las interpretaciones alternativas de ese prestidigitador del Palace que se hace el estadista, ni de los responsables del Partido Socialista que apelan a sutiles sensibilidades. Hoy no hay sutilezas, créanme. Hay una entidad independentista llamada Asamblea Nacional Catalana, con vocación de parlamento embrionario de una Cataluña independiente, que convoca bajo el lema «Cataluña, nuevo estado de Europa».
Las razones por las que CiU, y una parte del PSC, se han sumado a semejante acto podrían escapar a los no familiarizados (para su suerte) con la lógica que rige la vida catalana. En realidad no nos preside Mas; nos preside un relato: los catalanes llevamos siglos luchando por recuperar nuestra libertad como pueblo, nuestro derecho a decidir, nuestra irrenunciable soberanía, etc. Pese a tanta persistencia, el éxito no nos ha sonreído y seguimos sometidos a la bota de España, tierra que nos es ajena, que nos detesta, que nos lo debe prácticamente todo (de hecho, estamos sabiendo gracias a ciertas investigaciones que Colón y Cervantes eran catalanes) y que, encima, nos roba cuanto puede.
Con eso en mente, es lógico que tantos jóvenes catalanes exijan la secesión. (Que lo hagan los viejos tiene más delito). Es CiU quien ha grabado a fuego ese relato desde la escuela, las asociaciones de montañismo, la universidad, los orfeones, los colegios profesionales, la radio y televisión públicas, el fútbol, los premios institucionales o cualquier otra tribuna capaz de reunir a más de cuatro personas. Por su parte, el PSC, traicionando a sus bases, optó por doblar la apuesta nacionalista cuando gobernó con la Esquerra. Bien caro lo está pagando, aunque no acabe de escarmentar.
La Constitución española es tan generosa que, pese a declarar a España indisoluble —y previa al acto constituyente, y fundamento de él—, establece un avanzado sistema de libertades que no sólo ampara estas manifestaciones secesionistas, sino que dispensa un trato exquisito a los partidos dedicados a minar el sistema. O sea que vale, que procedan, que reclamen y proclamen. Demos por definitivamente envenenada a una parte de la sociedad. Pero que no nos engañe Artur Mas. Él, ingenuo astuto, está detrás de lo que van a ver hoy: la mayor desautorización masiva de España y de su Constitución. No le resten méritos.
Juan Carlos Girauta, ABC, 11/9/12