Francisco Rosell-El Debate
  • De la misma manera que el poder corrompe, también revela la genuina naturaleza de las personas y la UCO está retratando de cuerpo entero a quienes les iba la vida y la bolsa humillándose ante el president errante de Waterloo. Unos patriotas, vamos

En La Casa Rusia, su historia de espionaje ambientada en la época de la perestroika previa a la caída de la Unión Soviética, John le Carré, alude a una sección del servicio secreto británico que desempeña un rol crucial en la confabulación. Otro tanto sucede con ‘La Casa Navarra’ con el exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, como primer oficiante, con relación al sanchismo. Tanto en lo que hace a sus vínculos con el PNV y con Bildu para que Pedro Sánchez ocupe La Moncloa como a la trama de corrupción que es indisociable a un proceso en el que el hoy presidente ha rebasado todas las líneas rojas y ha hecho manual de sus pactos con el diablo.

Por eso, para preservar la vida (el cargo) y salvar la bolsa, tanto Sánchez como su edecán, Santos Cerdán, tras sacrificar a dos miembros de «la banda del Peugeot», como el exministro Ábalos y su asistente Koldo García, se emplearon a fondo con Puigdemont para comprarle su investidura hace dos años a cambio de otorgarle una amnistía que no cabía en la Constitución al mismo prófugo que se comprometieron a poner a recaudo del juez Llarena. Si desde primera hora se comprobó que su moción Frankenstein contra Rajoy, nada más aprobarle el PNV los Presupuestos con Aitor el del tractor al mando, no era para regenerar nada, sino para quedarse con el negocio de la corrupción para ampliarlo y utilizarlo como sistema de Gobierno, los últimos informes de la UCO acreditan el volumen de un saqueo con conexiones bien lubrificadas entre la sede de Ferraz y el Palacio de la Moncloa con los ministerios inversores como grandes ubres. Mucho más después de que la Guardia Civil haya certificado documentalmente que la multinacional española Acciona fue la «principal fuente de financiación» de la sociedad Servinabar de la que Cerdán atesora el 45% de sus acciones y que, junto a su antecesor en la Secretaria de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, y al ayudante de este, Koldo García, cobraban un 2% de comisión por el amaño de obra pública.

De hecho, cuando el mantenedor de la moción de censura Rajoy, José Luis Ábalos, se puso en evidencia por no conservar su bragueta cerrada y sufragar su frenesí lúbrico/lúdico a costa del erario dejando un olor putrefacto que no pasaba desapercibido ni a gente sin olfato, Sánchez lo reemplazó por su adjunto Santos Cerdán para dar continuidad al agiotaje con otro tendero más discreto en el mostrador. Pero «el pequeño» Cerdán no era mejor que el «barriguitas» Ábalos, sino que operaba más sigilosamente al tener su propia tapadera como semidueño de Servinabar por donde las coimas circulaban de forma más reservada y sin exhibir el taco en la pernera. Claro que todo se fue al traste cuando el antiguo ‘carretillero de Bonduelle’, como le motejó Víctor de Aldama tras denunciarle, se olvidó el código de sangre con dos testigos privilegiados de los muertos que almacenaba en el armario como Ábalos y García, además de Aldama. Lo que ya se hizo imposible cuando hubo de desatar su chapucera guerra sucia para borrar pruebas e incriminar a jueces, fiscales, guardias civiles y periodistas con la pandilla basura de Leire Díez al ordenar Sánchez zafarrancho de combate tras ser imputada su ‘consuerte’ por manejar ‘Casa Moncloa’ como domicilio particular de sus negocios privados.

Pero, con todo lo peor, es que ‘Supercerdán’, como le llamaba Zapatero, se vino arriba después de que Sánchez le refrendara en el congreso federal de Sevilla, mientras su vicepresidenta Montero presumía del mejor secretario de Organización de la historia del PSOE de los «cien años de honradez» (y cuarenta de vacaciones) que apostillaría el malévolo Ramón Tamames en su época de diputado comunista. No le importó que estuviera al cabo de la calle, que Cerdán percibía untos y que su mujer -la simpar Paquita- era más familiar para los empleados de «El Corte Inglés» que el logotipo de los grandes almacenes.

Después de aquel cerrado aplauso del cónclave sevillano, a Cerdán sólo le faltó evocar a un deslenguado socialista de los tiempos de la hegemonía intocable en Andalucía; «Aquí hay que mamar». Si María Jesús Montero declaró que ponía las dos manos en el fuego por él, quién era él para cuestionarse a sí mismo. Menos aún cuando el ‘follonero’ Jordi Évole, gran adalid de los malhechores de izquierda, ya sean del tiro en la nuca, ya sean los cacos del presupuesto, había reclamado una calle para este filántropo sin mirarle los bolsillos a él ni la faltriquera a su señora dado que la izquierda mete la pata, pero no la mano, como todo el mundo sabe.

Con su aspecto de «español medio, al que te lo puedes encontrar en la cola del supermercado, o poniendo gasolina súper 95 en Alcampo, la que tiene el litro más barato», este santo inocente se ha destapado como un uomini rispettabili en términos mafiosos después de ser la mano derecha del capo di tutti capi que, si hoy se topa con él, le responderá aquello tan socorrido de «me confunde con otra persona». De hecho, él se lo dice a sí mismo como presidente de las mil y unas caras.

No es extraño después de defenderlo como ‘dique de contención’ pese a aparecer en los audios de Ábalos y Koldo García implicado en las mordidas. De aquello queda como otoñal hoja muerta el comunicado del PSOE aseverando que Cerdán «jamás ha cobrado una comisión» cuando las percibía a puñados usando la sociedad Servinabar, de la que cobraba además de él toda su parentela, y que pasó de ser una copistería a lugar de peaje a partir de que lograra la adjudicación millonaria del Gobierno de Navarra para duplicar los túneles de Belate.

Visto con perspectiva, los 15.000 que Aldama dijo haberle entregado en un bar cercano de Ferraz a cambio de una concesión, teniendo en cuenta las comisiones del 2% que le achaca la UCO, parecen una propina. Empero, atestigua nuevamente que el comisionado/comisionista tenía razón y justifica la confianza que depositaron en él jueces y fiscales a cambio de su confesión. Por eso, la Casa Navarra tiene su paralelismo con «La Casa Rusia» de Le Carré como núcleo neurálgico del corrupsanchismo, aunque carezca de un héroe testarudo al que muevan los principios, en vez del interés como a esta mafia de «Santos» nada inocentes.

«Van a por nosotros como cuando sufrimos ejecuciones, cárcel y exilio», gritaba Cerdán en la inauguración oficial del 41 Congreso Federal cuando se lo estaba llevando calentito. Como señala uno de los personajes de La Casa Rusia, «la mentira es como una sombra, puede seguirte a donde quiera que vayas, pero nunca podrás escapar de ella». De momento, Cerdán creía poderlo hacer como el burlador de sombras que encabezó «la banda del Peugeot» hasta su práctica desarticulación. De la misma manera que el poder corrompe, también revela la genuina naturaleza de las personas y la UCO está retratando de cuerpo entero a quienes les iba la vida y la bolsa humillándose ante el president errante de Waterloo. Unos patriotas, vamos.