JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • Es en tabernas oscuras del País Vasco donde tipejos con sangre seca en las manos van a diseñar la historia común

No existe tal cosa como un giro a la izquierda de Sánchez. Sánchez es la izquierda en toda su vacuidad. Y no gira. Será volátil, pero no es una ruleta de la fortuna con casillas sorpresa. Si quieren, es una máquina tragaperras programada para ofrecer resultados aparentemente variados. Falso azar, intereses de por medio, lucecitas de colores y un mecanismo que impide ganar a los jugadores. Lo único seguro con Sánchez es el engaño y el desengaño. Uno y otro sucediéndose sin fin en un eterno retorno del fraude.

Los jugadores del tragaperras sanchista somos nosotros, contra nuestra voluntad. Nos habría gustado un país más serio, quizá una época con más certezas. Pero qué le vamos a hacer, henos aquí jugando sin ganas, patéticos como los bailarines de ‘Danzad, danzad, malditos’. Sometidos al antojo de una especie de robot trucado. ¿Cómo va a girar Sánchez, y encima a la izquierda? Si lo hiciera se daría la vuelta del todo y estaría donde al principio, cuando la primera apuesta, allá en el Pacto del Abrazo: se presentó como un socialdemócrata tirando a liberal, enemigo de los nacionalismos y patriota.

Luego ha gobernado de espaldas a todo aquello. Para media nación. Dicen que pone a Euskadi en pie de igualdad con España. ¡No! La pone por encima, pues es en tabernas oscuras del País Vasco donde tipejos con sangre seca en las manos van a diseñar la historia común, la que luego se contará en los coles de Córdoba y de Soria. Si sus hijos van a la escuela pública o concertada, lector, ya están siendo adoctrinados. Pronto estarán tiernos como pulpo golpeado y aprenderán lo que diga Bildu. ¡Pero si la ETA ya no existe! –afean los altavoces de la izquierda a la oposición–. Su argumento es que empeñarse en hablar de la ETA no es propio de gente que mira al futuro.

Chorradas y demagogia. ¿Acaso juzgar cualquier delito no es mirar al pasado? O estudiar historia. Quizá por eso la han quitado del currículum como cronología y la van a servir en módulos ideológicos, con su capuchita, su hachita y su serpiente cuando se trate de explicar la Transición. Mucho más razonable mirar hacia delante… y que no se te caigan Franco ni el franquismo de la boca. Porque este curioso progresismo –que más que pasar página quiere pasar libro– denuncia luego que la judicatura está llena de franquistas, y mucha mucha policía. Y la oposición.

Lo que hay en el Gobierno de Viva la Gente, más que giros, es un afán de no quedarse sin asiento. Va a ser divertido: además de tragaperras tendremos sillas musicales. Sánchez espera que, al detenerse la música, sean los ministros de obediencia podemita los que se queden en falso. A Yolanda Díaz la aceptan porque se ha sacudido la obediencia y porque fastidia al socio cafre que antes de las elecciones hay que convertir en enemigo. Lo que no quieren ver es que todos los asientos en disputa se van a ubicar en la oposición. Lo dice GAD3, que no falla una.