Iñaki Ezkerra-El Correo

  • Desaparecida de escena la musa de la fuga, Ciudadanos debe presentarse el 23-J

Ha sido una gran parlamentaria. Creo que la mejor que ha tenido la Cámara Baja en la legislatura que ahora fina. Como creo también que ese inusual don ha sido en su caso perfectamente compatible con una asombrosa falta de inteligencia política y un egoísmo aún más inaudito, que la ha llevado a anteponer sus intereses personales a los del propio partido, al que ha dejado literalmente hecho unos zorros. Hablo, por supuesto, de Inés Arrimadas.

Primero fue su cinematográfica fuga de Cataluña sumiendo en la total orfandad al electorado que la convirtió en la candidata más votada en las autonómicas del 21-D de 2017. Luego vino su agria, ácida y cítrica lucha por seguir mangoneando el naranjismo en la sombra. Y ahora esto: su demencial decisión de que Ciudadanos renuncie a concurrir en las generales del 23-J solo 48 horas antes de anunciar que deja la política.

El hecho de que la decisión de irse la tuviera tomada «hace tiempo» -como ha declarado a los medios- hace aún más sangrante su testamento político, que no es otro que el del perro del hortelano. Semejante tarea de destrucción en tan poco margen de tiempo y a manos de una única persona es un insólito fenómeno que compite con el de la patología narcisista de Sánchez y que solo ha sido posible gracias a la endogamia acrítica, pelotillera y babosa que se fragua sin excepción en todos los partidos en torno al jefecillo de turno y que deberá cambiar para siempre una imprescindible reforma de la Ley Electoral.

Sí. Cs debe presentarse a la cita con las urnas del próximo 23-J. Desaparecida de escena la musa de la fuga, no tiene sentido que la actual ejecutiva de ese partido se atrinchere para cumplir las últimas voluntades de un cadáver político. Al contrario, debe hacer caso a las bases y al puro sentido común, asumir su batacazo en las municipales, revocar esa decisión suicida de no ir a las urnas y dar paso a un transitorio gabinete de crisis que recoja todas las sensibilidades del partido y del que salgan unas candidaturas consensuadas por lo menos para las circunscripciones de Barcelona, Madrid y Valladolid. Aún se está tiempo para presentarlas entre el 14 y el 19 de junio, que es cuando expira el plazo legal.

Los comicios electorales constituyen el ritual civil por excelencia de la democracia. Renunciar a ellos es renunciar a ésta. Y perder en ellos es una lección esencial para la ciudadanía. No pasa nada por perder. Uno siempre perdió en el País Vasco sus apuestas electorales, pero no cambiaría por nada esas gloriosas derrotas. Para las autonómicas vascas del 25-O de 1998, el Foro Ermua lanzó un lema: «¡A las urnas, ciudadanos!». Hoy, para las del 23-J, vuelvo a hacer mío aquel mismo grito y con más fuerza que nunca: «¡A las urnas, Cs!».