Cristian Campos-El Español

A Reyes Maroto le parece «genial» ese sketch del programa Polònia de TV3 que se burla de Madrid y de los madrileños. Polònia tuvo un coste en 2022 de 3.388.911 euros, 200.000 euros más que el año anterior. Porque en Cataluña sólo hay una cosa que suba cada año más que la inflación, y son las regalías que reciben los encarregats del régimen. Pagadas, entre otros españoles, por los madrileños.

Alrededor del director de PolòniaToni Soler, se ha generado un ecosistema de programas y humoristas que tan pronto llaman puta a Inés Arrimadas como caricaturizan a Pedro Sánchez como «el dirigente español con más muertes a la espalda y eso que no era fácil» o se le exige a la UME, mientras desinfecta el Mercado de la Salud de Badalona, que «se pire» de Cataluña. Mejor la Covid que «los españoles», por lo visto.

Humor inteligente, ya se ve. Casi tanto como el de El Jueves.

Hay que reconocerle a los estrategas de Maroto, en cualquier caso, su buen ojo a la hora de dar con los insultos que más pueden mover el voto de esos madrileños que odian Madrid y que preferirían ser catalanes de ERC o vascos de EH Bildu.

Con gusto les cedería yo a esos madrileños un poco de mi sangre 100% catalana, o algunas células epiteliales, como hacían en la película Gatacca, para que puedan pasar sin problemas el test de pureza racial necesario para que las autoridades de la región les permitan vivir allí. Eso sí, en calidad de «colonos». Roma no paga traidores y en Cataluña ya hay demasiada cola frente al grifo de las ayudas, las subvenciones y los óbolos.

Ahora se explica uno la dimisión de Luis Arroyo, el estratega de Reyes Maroto, antes incluso de arrancar la campaña a la alcaldía de Madrid. Convencer a un candidato a la alcaldía de que es mala idea burlarse de Madrid y de los madrileños, utilizando para ello las mofas del independentismo catalán, debería ser el objetivo número 1 de cualquier asesor. Pero muy grande deben imaginar el nicho demoscópico del autoodio madrileño para que los estrategas actuales de Maroto vayan por ese camino.

La prueba es que entre las miles de respuestas negativas que ha recibido el tuit de Maroto hay al menos una docena positivas de odiadores de Madrid que la llaman «reina». Que once de esos doce sean catalanes y no voten en Madrid es lo de menos.

Ahí ha estado inteligente Rita Maestre, que se ha desmarcado del tuit de Reyes Maroto diciendo lo que tiene que decir una candidata de la izquierda a la alcaldía: que no se identifica con el anuncio de la Comunidad de Madrid parodiado por TV3, pero tampoco con la caricatura llena de prejuicios xenófobos del independentismo catalán.

Rita Maestre ha comprendido, en fin, que un buen punto de partida para competir por la alcaldía de una ciudad cualquiera es demostrar un cierto cariño por esa ciudad y por quienes habitan en ella. Porque la alternativa, que es demostrarle el cariño que Putin siente por la región «hermana» del Donbás, es peor.

Aunque quizá el objetivo sea convertir Madrid en Barcelona, o sea, degradarla de capitán general a cabo, y transformar a los madrileños en nacionalistas catalanes. O quizá los asesores de Maroto no estén tan centrados en ganar la alcaldía de Madrid, sino la de Barcelona. Si ese es el caso, mis respetos, porque han dado un paso de gigante.

Pero el objetivo de esta columna no es tanto Maroto, que obviamente está siendo mal asesorada por alguien que lo desconoce todo de Madrid, pero sobre todo de Cataluña, sino esos madrileños que no ven en las burlas de TV3 más que una «parodia» amable. «Hay que saber reírse de uno mismo» dicen, buscando el trofeo al juego limpio que reparten nacionalistas catalanes y vascos entre los madrileños que les ríen las gracias.

Mirad, queridos conciudadanos. Os habla alguien que ha vivido durante 40 años sumergido en esa olla bullente de rencor, envidia y racismo institucionalizado que es la Cataluña nacionalista. Lo voy a explicar en términos que podáis entender.

Imaginad que, cada 1.000 años, una esfera de metal, diez veces más grande que Júpiter, pasa a sólo unos metros de la Tierra. Imaginad que salís al balcón y la rozáis con una pluma. Un solo roce, una vez cada 1.000 años. Pensad en cuánto tiempo tardaríais en reducirla al tamaño de un guisante. Esa esfera es el odio que vosotros sentís por Isabel Díaz Ayuso José Luis Martínez Almeida. Pero es sólo una mota de polvo al lado de la que el nacionalista catalán más moderado siente por Madrid y por vosotros.

Creedme.