Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

En su comparecencia ante el Congreso, el gobernador del Banco de España dio un repaso a la actualidad, modificó sus previsiones anteriores y detalló las medidas necesarias para minimizar los daños de esta crisis, una vez que pretender salir indemnes es ya una quimera. Como hemos consumido los dos meses de pandemia, que es el plazo sobre el que se basaron las previsiones anteriores y el maldito bicho sigue ahí modificando nuestras vidas, las nuevas previsiones empeoran. El PIB bajará al 9,5% en el caso más favorable y al 12,4% en el más desfavorable, con el paro moviéndose alrededor del 20%.

Las patronales alertan de los daños que causa la prolongación del confinamiento, en aquella parte donde reduce la actividad. Foment, la patronal catalana, habla del 1% del PIB por semana de parada. Puede ser algo exagerado, entre otras razones porque en el plan de confinamiento no existe una semana igual a la anterior, pero no cabe duda de que la herida se agranda y, como decía el gobernador, se corre el riesgo de que la crisis deje de ser coyuntural y se convierta en estructural. Desde luego, el que crea todavía que la recuperación va a tener forma de ‘V’ con una recuperación igual de fuerte que la caída, es mejor que vaya pensando en revisar su optimismo.

De cara a la terapia, propuso dos cosas. Una de ellas es algo que ningún político quiere oír, como es la necesidad de racionalizar el gasto público a través de un programa profundo de reformas estructurales del mismo que elimine los ‘superfluos’ y los ‘ineficientes’. Y luego, propuso otra que a ningún ciudadano le gusta oír y que trata de una reforma fiscal que mejore los ingresos fiscales. Si tiene un diccionario a mano, verá que eso de la ‘mejora’ se traduce como una ‘subida’.

Desde luego, espero que no le contrate como asesora a la ministra de Trabajo, pues esta pretende aumentar la recaudación en un 37% para conseguir 80.000 millones. ¡Qué bárbara! ¿De verdad piensa que se puede retirar de la economía esa cantidad así, sin pestañear? Perversa ingenuidad… Los populistas solo se fijan en el ratio de ingresos sobre PIB. Se olvidan sistemáticamente de que eso no supone que los que ya pagan paguen poco, sino que hay pocos que pagan lo que debían. Olvidan también que la cuña fiscal, es decir el esfuerzo que hace el contribuyente español -lo que le queda en neto, después de pagar impuestos sobre el bruto-, es superior a la media de la OCDE, al menos en un 10%. Pero, ¿por qué debería ella cambiar de idea, solo por las evidencias, si es la que más le gusta?