Zapatero sabe que los nacionalistas jamás se sumarán al Pacto antiterrorista porque éste se sostiene en el rechazo a la negociación con ETA. Esperar que den un giro total de su concepción del terrorismo o que apoyen una ley de partidos que han rechazado, no es un ejercicio de voluntarismo o ingenuidad, sino una estratagema para evitar el acuerdo con el PP.
Mariano Rajoy tiene una delicada misión en la reunión de hoy y en lo que resta de legislatura. Sostener al Estado en la lucha antiterrorista, a pesar del presidente del Gobierno. Sin liderazgo para la derrota de ETA en Moncloa y sin voluntad socialista para el consenso antiterrorista con el PP, pero ante la amenaza, gravísima e inminente, de ETA, al líder de la oposición sólo le cabe un camino, ponerse del lado de todas las instituciones del Estado que luchan contra ETA y de los españoles que confían en ellas.
No cabe engañarse un minuto más con las posibilidades de recuperar el pacto antiterrorista y el espíritu de la ley de partidos. Hace tiempo que Zapatero los sustituyó por la negociación con ETA. Y una vez rota esa negociación, ha dejado claro que no renuncia a su estrategia de apaciguamiento y a su oposición al movimiento por la derrota de ETA liderado en lo político por el PP.
La nueva estrategia, dibujada en el Comité Federal del sábado, se basa en dos elementos que se usarán para evitar la asunción de la política de derrota de ETA. Una, el discurso de la ampliación del consenso contra ETA. Y dos, aquello de la «política inteligente», o la integración de los radicales.
Zapatero sabe que los nacionalistas jamás se sumarán al consenso del Pacto antiterrorista puesto que ese Pacto se sostiene en el rechazo a cualquier negociación con ETA. Esperar que den ahora un giro total de su concepción del terrorismo o que apoyen una ley de partidos que han rechazado rotundamente desde el principio no es, por supuesto, un ejercicio de voluntarismo o de ingenuidad por parte de Zapatero. Es una parte de su estratagema para evitar la vuelta al acuerdo con el PP. Lo de siempre, el PP no quiere el consenso puesto que no se suma al rechazo nacionalista al Pacto antiterrorista.
Y respecto a la integración de los radicales, es la excusa para proseguir los gestos del apaciguamiento, incluida la pasividad ante ANV. Frente a todo eso, queda la realidad, la amenaza de ETA y la situación de emergencia democrática para la libertad. Y Rajoy debe estar con ella, a pesar de Zapatero y su huída hacia delante.
Edurne Uriarte, ABC, 11/6/2007