Cristian Campos-El Español
 

1.El suelo del PSOE no es el suelo de Pedro Sánchez

Sánchez no ha entendido que él no es el PSOE y que la mayor virtud del socialismo, su condición de voto por defecto del español medio, no le empapa por ósmosis a él. Si los resultados de este domingo han sido pésimos para el PSOE, pero no cataclísmicos, es porque se votaba a alcaldes y barones socialistas, no la gestión de su gobierno.

2. Sánchez compite contra el PSOE

Un ejemplo que ayer recordaba un tuitero. Fuenlabrada. Mayoría absoluta para el PSOE en las municipales, pero mayoría de Ayuso en las autonómicas. La diferencia de un 26,77% entre el voto municipal del PSOE (55,54%) y el autonómico (28,77%) es el que debe remontar el presidente. Sánchez compite contra el PSOE, no contra Feijóo.

3. El ego no sustituye a unos malos asesores

El ego del presidente le ha llevado a confundir los resultados del PSOE con los que obtendría él en un hipotético referéndum sobre sí mismo. Lo explica este editorial de EL ESPAÑOL. Su aislamiento en la Moncloa y sus giras internacionales le han dado una falsa perspectiva sobre su popularidad. ¿Le informan de la realidad sus asesores?

4. El hartazgo moviliza más que el conformismo

Convocar elecciones en julio desplomará la participación y podría arrojar unos resultados muy diferentes a los de unas elecciones convocadas en una fecha ‘convencional’. ¿Pero quién es más probable que vaya a votar? ¿Los españoles que consideran a Sánchez el mal mayor o los que consideran al presidente el mal menor?

5. Sánchez no es ni siquiera la opción A de sus propios votantes

¿Cuántos, incluidos los que votaron por el PSOE este domingo, consideran a Sánchez el bien mayor? Sánchez sólo resulta ser para ellos «el actual líder del PSOE». Es decir, una incómoda zona de confort electoral. Esos españoles jamás votarán a la derecha, pero Sánchez no ha sido ni será jamás su opción A. ¿Se movilizarán este 23J?

6. Siete puntos de diferencia reales 

Creen en la Moncloa que este domingo se perdió más poder que votos. Que los tres puntos de diferencia que separaron al PP del PSOE no son suficientes para asegurarle a Feijóo la Moncloa. La realidad es que el PP le sacó 800.000 votos al PSOE, que sumados a los 1.600.000 que el PSOE le sacó al PP en 2019 arrojan un vuelco de 2.400.000 votos.

7. La historia no dice lo que dice Sánchez

Históricamente, quien ha vencido en unas municipales ha ganado luego las generales por un margen bastante mayor, precisamente porque el voto en clave local amortigua la caída del partido en declive. En realidad, la diferencia real entre PP y PSOE ronda hoy los 7-8 puntos y no los tres de este domingo.

8. El best case scenario futuro de Sánchez es su worst case scenario de hoy

Sánchez llegó a la Moncloa con sólo 84 diputados y ha sido el presidente de la democracia que ha gobernado con menos diputados propios. ¿Cuál es por tanto la mejor de las posibilidades que podría salir de las urnas este 23 de julio? ¿Un gobierno del PSOE con todavía menos diputados y con los mismos socios que en la legislatura anterior?

9. ¿Qué ofrece Sánchez a sus votantes, más allá del miedo a la «ultraderecha»?

Si el gobierno de Sánchez con Podemos, ERC y EH Bildu ha sido el más crispado, divisivo y polarizador de los últimos 45 años, ¿qué ocurrirá si Podemos/Sumar, ERC y EH Bildu consiguen todavía más poder sobre el presidente? La mejor oferta que Sánchez puede ofrecer a sus votantes es lo mismo que ahora, pero peor.

10. Sánchez no tiene los datos correctos

Lo explica Fernando Garea aquí. Los datos que le llegan al presidente de sus asesores no son correctos. No lo fueron en las autonómicas madrileñas de 2021, no lo fueron en las andaluzas de 2022 y no lo fueron este domingo. A los datos erróneos se suma la mala interpretación de los correctos (véase el punto 7 de este artículo).

11. El trauma de Sánchez

Sánchez es más fácilmente descifrable desde la psicología que desde la política. El gran trauma de Sánchez es su expulsión del PSOE tras el famoso Comité Federal de 2016. Por eso pactó en sólo 24 horas con Pablo Iglesias tras el fiasco de la repetición de las elecciones de 2019 y por eso convoca anticipadas sólo 12 horas después de una debacle electoral: para evitar una rebelión en su partido que le vuelva a poner en la calle.

12. Sánchez está solo

¿Quién acompañará a Pedro Sánchez durante los dos próximos meses más allá de su cada vez más reducido núcleo de confianza? Sánchez hará campaña por el PSOE, pero el PSOE no hará campaña por él. El presidente cree que podrá lograr lo que logró en 2017: volver a la secretaria general tras un tour de force con el partido en contra. Olvida, sin embargo, que entonces votaron los militantes y que ahora votan todos los españoles.

13. Sánchez tiene muy mala prensa

Y no en el sentido más obvio de la frase. La prensa de estricta obediencia monclovita no está haciendo el trabajo que sus asesores tampoco hacen: contarle la verdad al presidente. Los análisis de las elecciones del 28M en la prensa afín al PSOE han sido grotescos. Un ejercicio de voluntarismo alucinado que incide en los mismos errores que han llevado a la derrota y que sólo contribuyen a encastillar a Sánchez en su engaño.

14. ¿Quién es el que no quiere que los españoles voten?

Acusaba Sánchez al PP hace sólo unos días de «no querer que los españoles voten». Ahora convoca elecciones un 23 de julio. Hay comunidades que ni siquiera permiten que se vote en julio y agosto por razones evidentes. ¿Está intentando Sánchez que haya una abstención histórica que distorsione los resultados?

15. La lista más votada

Sánchez no quiere que gobierne la lista más votada, como pide Feijóo, porque eso reventaría su estrategia para las elecciones, que es la de reprocharle al PP sus pactos con Vox. Pero Vara ha abierto la puerta a esa negociación, y si más barones socialistas le siguen (¿Extremadura a cambio de Valencia?), Sánchez se encontrará con dos problemas. Uno, la demolición de su argumento electoral. Dos, la revuelta en su partido.

16. Presidente a la fuga

Es interesante leer esos análisis que hablan de los supuestamente brillantes cálculos políticos del presidente. En realidad, el presidente sólo ha hecho lo mismo que ha hecho siempre. Obligar a pasar página a todos sus rivales con una política de hechos consumados para no asumir las consecuencias de sus errores. No hay ningún cálculo genial detrás, eso son sobreinterpretaciones de sus feligreses. Sólo está huyendo.