Miquel Giménez-Vozpópuli

Está claro que en esa cosa llamada Comité Federal, antes denominada claque, no le ha resultado difícil explicar lo de la amnistía. Como tampoco lo fue hacerlo en su día con los indultos. Todo es por la convivencia, la desjudicialización de la política, el encaje de Cataluña en España – como si mi tierra fuera una pieza de Lego masticada por un rottweiler -, hacer entrar en el sendero constitucional a los lazis y ahora, la última, por España. Que los tragaldabas que viven de esto aplaudan incluso a un grillo cebollero cantando ni es nuevo ni sorprendente. Estos individuos no están acostumbrados a eso que el común de los mortales llamamos trabajar.

Cosa muy distinta es plantarse ante la nación y espetar “Mirad, hay esto” para decir a renglón seguido que aquello que dijo en su día acerca de traer a Puigdemont detenido para ser juzgado se ha trocado, ¡oh milagro!, por traerlo en un Falcon para que se vuelva a presentar en las autonómicas catalanas el 2025. Y que lo hace por España.

Que la zurdería más o menos obtusa lo trague bien pudiera ser, pero que la gente con dos dedos de frente que ha votado PSOE porque todavía cree que estamos en otros tiempos lo acepte van a ser otros Garcías. Pedro cuenta con las infinitas tragaderas de un electorado que, tras años de machacona intoxicación político-mediática, aceptará lo que sea con tal de que no gobierne la derechona, ese PP aliado con VOX, que se comen a los niños crudos y piden ración doble. No crean que es por falta de información que contraste esos tópicos guerra civilistas. Influye, por descontado, pero hay una parte de la masa electoral que vota PSOE, Sumar, y otras hierbas que es impermeable al análisis. Los conozco demasiado bien.

Pues bien, a ese votante dispuesto a aceptar lo que le diga Pedro, que es socialista, todo eso que tampoco es tan difícil de comprender le suena a fake news

Si usted, por ejemplo, dice que Junts y Puigdemont son muchísimo más de derechas que Núñez Feijoó le llamarán poco menos que loco, pero lo cierto es que son de ultra derecha, sus socios europeos son de ultra derecha – véanse los separatistas flamencos. Alternativa por Alemania o la Lega Norte italiana – y no defienden una hipotética Cataluña independiente democrática con separación de poderes. De Bildu, con su mezcla de extremísima izquierda y las tesis de Sabino Arana, un racista misógino de cuidado, para qué hablar. Pues bien, a ese votante dispuesto a aceptar lo que le diga Pedro, que es socialista, todo eso que tampoco es tan difícil de comprender le suena a fake news.

Es igualito que cuando se tilda a VOX de nazis. Si usted pregunta, la respuesta es que son nazis porque son de extrema derecha y son de extrema derecha porque son nazis. Que sea un partido escrupulosamente democrático les da igual. Defienden a España, su unidad, no les gustan las autonomías, están contra el aborto, exigen una inmigración reglada y no comparten ese nuevo catecismo llamado Agenda 2030. Y aunque todo eso no tenga nada que ver con la bio política racista de Hitler les suda un pie. Así que, según fuentes socialistas y de Waterloo, es más que posible que el miércoles de la semana entrante tengamos a Sánchez investido. Se dice que Armengol podría facilitar la fecha este viernes.

Lo malo es que, explicaciones patateras aparte, sí que nos costará cara su investidura. Carísima. Tanto, que en este viaje podemos perderlo todo

La cosa está, pues, lista para ser servida. Sánchez se aferrará a que esta es la solución definitiva – y van … – para el “problema catalán” y Puigdemont ya veremos que les dice a los suyos, a quienes no les gusta ni mucho ni poco ni nada que el estado opresor lo amnistíe. Pero insisto, a quienes no le votan, que son la mayoría según vimos en las últimas elecciones ¿qué les dirá Sánchez? Lo más sincero sería algo como “Miren, es que de presidente se vive muy bien, déjenme cuatro años más que a ustedes no les cuesta nada”. Lo malo es que, explicaciones patateras aparte, sí que nos costará cara su investidura. Carísima. Tanto, que en este viaje podemos perderlo todo. Pero ni que sea por la curiosidad con que un entomólogo examina a un lepidóptero, permítanme que esta cuestión despierte en mí un cierto interés. Entomológico, insisto, que eso de examinar bichos siempre me ha entretenido.