Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
El último gran acuerdo de la legislatura vasca ha unido a PNV, Bildu y PSE alrededor de la Ley de Cambio Climático. De acuerdo con ella el Gobierno deberá desinvertir todas sus participaciones en empresas que exploren, refinen o procesen combustibles fósiles. ¿Son malos los combustibles fósiles? Pues parece que esa es la consecuencia lógica de la medida acordada. ¿Pero se prohíbe entonces su uso? No, ¡qué va!
Las estadísticas demuestran que cada año consumimos más de todo y en especial de gas. Claro que como no exploramos ni explotamos nuevos yacimientos debemos importarlo, y como no estamos suficientemente conectados con la red europea lo traemos por barco. Es decir, nos negamos a explorarlo pero no tenemos empacho alguno en usarlo a pesar de que eso obligue a licuarlo en puertos lejanos, a transportarlo en barcos y a regasificarlo en el Puerto de Bilbao. Las tres primeras operaciones encarecen su coste y la segunda incrementa además las emisiones a la atmósfera. Pero nosotros, limpios y puros. Verdes, que te quiero verdes. Es decir, que las emisiones solo nos importan si se emiten aquí, pero si se emiten allí no, aunque sean mayores y vayan a polucionar la misma atmósfera. Luego, el hecho de que una buena parte de nuestras compras procedan de Rusia, país al que ayudamos a mantener su ocupación de Ucrania con el dinero de nuestras compras de gas y luego perjudicamos con las armas y el dinero que le mandamos a Zelenski, no es una contradicción tenebrosa, es simple ‘realpolitik’.
Hay más curiosidades. La mayor instalación de proceso de gas en Euskadi es la planta regasificadora del Puerto de Bilbao, de la que el Gobierno es propietario del 50% de su capital y es la que más gas descarga de toda la península. ¿Se va a vender? No, esa no. Queda fuera del compromiso de privatización. La segunda instalación del puerto, la planta de ciclo combinado de 785 MW ¿Se va a vender? Tampoco, pues se espera que pueda consumir en el futuro biogás. ¿Se vende el 10% que posee en la compañía que explota la infraestructura de transporte de gas? Tampoco, porque igual puede transportar hidrógeno en el futuro. ¿Se ha desanimado usted? No lo haga por favor. Parece ser que sí se venderá el 35% que tiene en la sociedad Shesa que explota un yacimiento en Sotés, La Rioja, como nuestra evidente de nuestra voluntad firme e inquebrantable de pintarnos de verde.
Leído lo leído, es posible que haya llegado usted a la perversa conclusión de que nuestra política energética está excesivamente plagada de ideología y tiene un grave defecto de análisis técnico y de visión de nuestra realidad, sobre todo en el apartado industrial. Pues si es así le aconsejo que disimule y se lo calle, no vaya a ser que le pase como a Josu Jon Imaz y se le eche encima la vicepresidenta tercera. Esa señora que puede con todo y en su osadía le da lo mismo el consejero delegado de Repsol, que un juez de la Audiencia Nacional.