Editorial-El Correo

  • La alta tensión entre el Gobierno y sus socios y las investigaciones judiciales en marcha complican a Sánchez la legislatura

Hasta la oposición se ha plegado ya a la evidencia de que, fracasados sus intentos de hacerla descarrilar, la legislatura tiene por delante un amplio recorrido, incluso aunque el Gobierno no consiga aprobar los Presupuestos del Estado. De momento, Pedro Sánchez va a incumplir la obligación constitucional de presentar un proyecto antes del 31 de octubre a la espera de garantizarse el apoyo de Junts, que sigue siendo una incógnita. Cuestión distinta es que el mandato pueda resultar fructífero en materia de reformas para afrontar los grandes desafíos del país cuando la mayoría parlamentaria que sostiene al Ejecutivo solo conserva intermitentemente su condición de tal -ha perdido medio centenar de votaciones en el Congreso- y los socios del presidente, todos ellos imprescindibles para sacar adelante cualquier iniciativa, compiten entre sí elevando el listón de sus exigencias, no todas ellas compatibles.

Las gruesas descalificaciones de Sumar a la estrategia contra la crisis de la vivienda del mismo Gobierno del que forma parte y la intervención del mercado para abaratar un 40% los alquileres reclamada por Podemos, junto a una ruptura de relaciones con Israel, son una simple muestra de las tensas relaciones entre el PSOE y sus socios. ERC también ha marcado distancias. Además, las serias reticencias del PNV y Junts a perpetuar los gravámenes especiales a las empresas energéticas y a la banca -defendidos con ardor por la izquierda- han retrasado esa regulación, que carece del respaldo suficiente. Los nacionalistas vascos, sensibles a las duras críticas de los sectores afectados, desean rebajarlos y que Euskadi pueda decidir sobre ellos. El partido de Carles Puigdemont teme la suspensión de millonarias inversiones previstas por Repsol en Cataluña

El guirigay entre los aliados de la investidura, agudizado por el ‘escándalo Errejón’, deja al descubierto una inestabilidad paralizante. La agravan la inminente imputación del Tribunal Supremo al exministro José Luis Ábalos, antigua mano derecha de Sánchez, en un sórdido caso de corrupción del que solo se ha destapado una parte y la investigación judicial a Begoña Gómez, que atosigan a La Moncloa. A los socios del presidente no les conviene derribarle, sino rentabilizar al máximo su debilidad. Los Presupuestos serían un valioso balón de oxígeno para él que permitiría encauzar la legislatura. De no ser aprobados, esta podrá alargarse, pero carecerá de sentido.