RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 10/05/16
· China, cual demuestra el grupo Tiens, es la manifestación del peor maridaje del mundo: comunismo y capitalismo salvaje.
¡Qué país, Miquelarena! Llevamos una semana glosando en todos los medios a este «gran empresario chino», Li Jinyuan, que ha «regalado» a casi 3.000 empleados de su grupo una semana de vacaciones en España. Les ha traído a Madrid, Toledo y Barcelona, desde donde han emprendido, escalonadamente siempre, el retorno a China. Y aquí aplaudiendo hasta con los codos al señor Jinyuan.
¿Se han parado ustedes a pensar por un minuto qué habrían dicho –con razón– los sindicatos españoles si Amancio Ortega hubiera decretado a casi 3.000 de sus empleados que en sus vacaciones de 2016 iban a ir cuando él dijese a donde él dijese, acompañados de quien él dijese y sin posibilidad de llevar hijos o la persona con la que comparten sus vidas? ¿Eso es generosidad? ¿Eso son vacaciones? Claro que no descarto que en Comisiones Obreras o en UGT todavía haya un deje marxista que crea que China es un país comunista. Cuando China, como se demuestra con ejemplos como el del grupo Tiens, es la más clara manifestación del peor maridaje del mundo: comunismo y capitalismo salvaje. Al que en España se acaba de aclamar.
Se podría buscar una justificación del tipo de sostener que el despotismo ilustrado, en situaciones extremas, puede ser un paliativo. Es decir, que un «déspota» como Li Jinyuan –que no es «ilustrado»– habría gastado su dinero para brindar a sus trabajadores la cultura española: una corrida de toros, el Toledo de las tres culturas… Todo falso. La corrida de toros tuvo lugar a las 10 de la mañana sin hacer sangre en el único morlaco que compareció. Es decir, que se fueron sabiendo de una corrida menos que si la hubieran visto por televisión.
Mejor habría sido que Jinyuan les ofreciera el espectáculo del bombero-torero. Y en Toledo fueron recibidos en audiencia por la alcaldesa y el vicepresidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha… en una visita que apenas duró tres horas. No hubo ni catedral, ni alcázar ni puente sobre el río Tajo.
¿Se imaginan ustedes lo que dirían los empleados de Inditex si Ortega les endosara una semana obligatoria de visita a China y en Pekín no pudieran visitar la Ciudad Prohibida o hacer una excursión a la Gran Muralla porque tenían que ser recibidos por el alcalde de Pekín o el gobernador del distrito de Chaoyang (que tiene 3,5 millones de habitantes…)?
Me dirán entonces que lo importante es el desembolso que han hecho, y habrá que decir que sí, pero… Porque en hoteles habrán hecho gasto y en transporte también. Pero ni de lejos el que cabe imaginar en restaurantes o pequeño comercio con visitas como la relatada a Toledo. Al final, lo que nos enseña esta gymkhana es que el éxito chino está fomentado en la falta de libertad de sus trabajadores, que hoy ya no dependen del ineficiente Estado, sino de explotadores sin escrúpulos a los que aquí llamamos «empresarios». Y no se nos cae la cara de vergüenza.
RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 10/05/16