VICTORIA PREGO, EL MUNDO 11/12/13
· Por supuesto que no se ha suspendido, como esperaba con notable miopía, hasta el último instante, el Partido Popular en Cataluña. El simposio está pensado para nutrir de argumentos a los independentistas y para provocar la animadversión hacia España en aquellos que todavía no hayan caído en las redes del nacionalismo radical. Este seminario se celebra además en las vísperas de que sea decidida la pregunta de ese referéndum que nunca se va a celebrar, pero cuya prohibición servirá para mantener encendida la llama de la secesión por mucho tiempo.
Es además el momento perfecto para tratar de aunar los criterios de los diferentes partidos independentistas, que no se ponen de acuerdo en la pregunta que habría que hacer a los catalanes. ¿Qué mejor engrudo que este memorial de agravios desde hace siglos, para que las partes comprendan que el objetivo de la separación urgente de España está por encima de cualquier discrepancia?
Este es el acto más ofensivo hacia España que la Generalitat haya hecho en todo este tiempo de ofensas constantes y de una hispanofobia alimentada con tenacidad desde hace más de 30 años a través de los colegios y de la propaganda oficial, siempre quejosa, siempre ofendida, a pesar de que nunca en su Historia Cataluña ha tenido más libertad, más autogobierno y más respeto a su específica identidad. Mucho más que el resto de las comunidades.
Anuncian que van a hacer un repaso a todo lo malo que han recibido de eso que ellos llaman España y que seguramente se referirá a los sucesivos gobiernos. ¿Y lo bueno, dónde se cuenta y se enumera lo bueno? Porque frente a las objeciones y quejas que todo el mundo tendrá respecto de las decisiones del poder hay un millar de cosas a lo largo de la Historia que han beneficiado a Cataluña en particular y a Cataluña como parte de España. Y eso es especialmente evidente en este último tramo de nuestra Historia común.
Es ese escamoteo de la tarea común realizada a lo largo de los siglos lo que convierte este seminario en una manipulación grotesca. Y es dañino porque su intención es malvada, porque trata de ahondar la brecha entre los catalanes y el resto de los españoles de los que nunca se van a separar.
El daño que están haciendo los independentistas de CiU a su propio pueblo es de dimensiones incalculables. Y, además de haber vuelto a dar oxígeno al partido que sistemáticamente fracasa en sus pretensiones de separar a Cataluña de España, con actos como éste pueden incluso conseguir lo que no han conseguido hasta ahora, por más que ellos lo hayan agitado en su victimismo visceral: que ante su demostrada hispanofobia se acabe alzando una catalanofobia que, mal que les pese a ellos, nunca existió en España. El simposio va a ser todo lo infame que UPyD, Ciutadans y, por fin, el PP han denunciado ya.