MARIONA GUMPERT-El DEBATE

  • Escoger perder libertad en aras a la seguridad es una constante humana, los últimos años lo están demostrando con creces
Puedo escribir los versos más tristes esta noche… puedo, pude y podré, ¿cuánto tiempo llevamos señalando, indignados y atónitos, cada movimiento de Pedro Sánchez? ¿Hablamos de Conde Pumpido? Hablemos. ¿De la amnistía y bajada de pantalones ante los independentistas? Venga. Hay material de sobra donde escoger. Indignémonos juntos, no hay nada que una más que un enemigo común. Lo complicado radica en reconocer los aciertos del adversario y comprobar si son tales escudriñando la letra pequeña. Veamos algunos ejemplos.
Los disminuidos son ahora discapacitados. Bien. Qué bonita queda la unidad y el consenso respecto de este tema, su protección constitucional. En un contexto en el que lo único sagrado que parece existir es este texto místico, cuasi fundacional, ¡cómo nos hace elevar los corazones saber que protegemos entre sus líneas una de las pocas cosas que nos pone de acuerdo! La polarización no lo ha impregnado todo, los discapacitados son los irreductibles galos del consenso, ¡si hasta Vox se ha abstenido en la votación! Nos congratulamos por que queden blindadas constitucionalmente las personas «con capacidades diferentes» (así les llaman en México y en breve modificaremos de nuevo el texto porque así resulta menos ofensivo).
¡Qué buenas personas nos sentimos ahora! Una bondad poliédrica; por un lado, mira con benevolencia al desvalido. Por otro, entiende que padecer una enfermedad es motivo más que suficiente para acabar con una vida en el seno materno o a través de la pastillita letal eutanásica. Para más inri, las ayudas a la maternidad son escuálidas y las unidades de cuidados paliativos sólo están al alcance de un 40 por ciento de la población. Usted puede ser discapacitado, sí, pero sólo si su familia entiende que toda vida es sagrada y dispone de medios económicos y sociales para ser consecuente con sus ideas. Ayuda, además, que usted sea discapacitada. Si se llama Arturo y nació con síndrome de Down olvídese. ¿En qué clase de sociedad enferma nos hemos convertido? ¿Nadie ve que si en España tienes badajo, eres pobre y padeces algún tipo de impedimento físico o mental lo tienes crudo?
Otro acierto del PSOE: la denuncia de los efectos de la pornografía en niños y adolescentes. Las feministas dan un paso más y se atreven a denunciar la visión occidental de la sexualidad y cómo degrada a las mujeres. Les falta añadir que también a los varones, pero bueno, poco a poco. Vayamos, de nuevo, a la letra pequeña. A las feministas les ayudaría no demonizar al hombre, eso ya lo sabemos. También genera cierta sorpresa observar cómo su visión del varón cambia por completo cuando son inmigrantes ilegales. Ahí todo es defensa del más débil: la violencia de cierto tipo de extranjeros se explica por su pobreza, por sufrir racismo, por estar dejados de la mano de Dios. Ellos son rebeldes porque el mundo los ha hecho así, porque nadie les ha tratado con amor. No como el hombre blanco, que hace negocio con el sexo y paga muy a gusto por disfrutar de la pornografía y la prostitución. ¿A esta gente no les ha explicado nadie el concepto «falsa disyuntiva»? Bien, en todo caso la solución del Gobierno a la exposición de los niños al «sexo entre adultos» no puede ser más de nuestra época: tendremos que facilitar nuestro DNI y nuestra jeta para entrar a determinados sitios web. Lo de que los padres estén pendientes de sus hijos, las verdaderas clases de educación afectivo-sexual en colegios e institutos, cuestionar la forma de entender el sexo en occidente no va con ellos. Más sencillo recurrir a un proceso burocrático y estatalizado, uno más de los que se emplean para tenernos a todos controlados por nuestro bien. Siempre por nuestro bien. No se extrañen cuando el dinero en metálico desaparezca (¡así acabaremos con el narco, con el fraude, con todo lo malo!). El mundo entero aplaudirá con las orejas. Escoger perder libertad en aras a la seguridad es una constante humana, los últimos años lo están demostrando con creces. Lo de fomentar virtudes y vincular libertad con responsabilidad ya si eso para otro día.