La izquierda abertzale quiere complementar la actividad política en pro de un proceso de paz y normalización con la activación de dinámicas de movilización social en la calle. La formación ilegalizada pretende aprovechar la ola generada con la participación electoral de Bildu, con más de 313.000 votos en las urnas. Una «mayoría social», interpretan, favorable a abrir un nuevo tiempo político en Euskadi en favor del fin de la violencia y la soberanía.
La izquierda abertzale espera sumar a estas dinámicas a la mayoría sindical, a través de las dos centrales nacionalistas vascas ELA y LAB, y también a significativos e importantes sectores sociales. Pero sobre todo, confía en contar con la complicidad del PNV, según las fuentes independentistas consultadas. Los jeltzales se han mostrado partidarios tanto de la legalización de Sortu como de pedir al Gobierno central medidas en favor de los presos que ayuden a crear condiciones para consolidar un proceso de pacificación. En este sentido, la izquierda abertzale está convencida de que el PNV está dispuesto a desempeñar un papel importante.
Más complicada ven la adhesión de los socialistas vascos, pese a la existencia de voces como la de Jesús Eguiguren partidarias también de dar pasos en materia penitenciaria. El mundo de Batasuna entiende que el PSE-EE puede ser el partido más perjudicado, en especial en las autonómicas de 2013, en las que el lehendakari Patxi López se juega su continuidad en el Gobierno Vasco, si se «mantiene al margen del proceso». La caída registrada en las recientes forales y municipales es un indicio del futuro que les aguarda, según las fuentes consultadas.
López y el PSE-EE se han mostrado en los últimos meses más flexibles que el Gobierno central en materia antiterrorista, pero la revuelta situación interna del partido, tanto en Madrid como en Euskadi, no ayuda a emprender grandes aventuras.
Situación interna del PSOE
El Ejecutivo de Zapatero está ahora centrado en la designación del vicepresidente y, todavía, ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, como nuevo candidato a La Moncloa. Y en Vitoria, el paso del socialista guipuzcoano Miguel Buen como número dos de Rodolfo Ares ha desatado algunos rumores, desmentidos por el propio consejero de Interior, sobre el posible salto de Ares al Gobierno central coincidiendo con la anunciada salida de Rubalcaba del Ministerio del Interior para centrarse en la carrera a La Moncloa.
Los dos ejecutivos socialistas sitúan ahora el foco en la gestión de la paz que pueda efectuar Bildu, que centrará buena parte de su actividad institucional en favorecer un proceso hacia el final de la violencia y en defensa de los derechos de los presos de ETA. Los ejecutivos socialistas no tienen previsto moverse, a la espera de cómo evolucione la coalición de EA, Alternatiba e independientes porque, según fuentes del PSE, esperan que la nueva coalición dé algún paso para reclamar a la organización terrorista que desaparezca definitivamente.
Pese a que puede ser la última carta de Rubalcaba para desmentir las encuestas que otorgan el triunfo a Mariano Rajoy (PP), el futuro candidato no parece decidido, al menos según manifiesta públicamente, a implicarse en un proceso como le demanda la izquierda abertzale, tras salir escaldado de la experiencia de 2006. No obstante, fuentes conocedoras de los entresijos de la situación, constatan que el Gobierno socialista no ha renunciado a seguir tomando la temperatura, de manera indirecta, al mundo de ETA.
El resto de partidos también mira a Bildu. El PP anuncia en los ayuntamientos mociones para que condene todos los atentados pasados, pero ni la coalición de EA, Alternatiba e independientes ni el PNV parecen dispuestos a entrar en una pelea que tampoco entusiasma al PSE-EE. En Bildu no descartan que finalmente se lleve algún texto alternativo que evidencie «las contradicciones del PP».
EL DIARIO VASCO, 19/6/2011