LIBERTAD DIGITAL 05/05/17
IÑAKI ARTETA
· Ay, esos vascos del mundo de la cultura vasca. Desde la atalaya de su falsa imparcialidad histórica se atreven a echarnos discursos biempensantes.
Ay, el mundo de la cultura vasca. Como en todos los lados, hay gente y gentuza. Ocurre que no todo lo que se acerca al círculo de la cultura es honorable aunque esta proximidad con los valores de la CULTURA crea en muchos la ilusión de un incremento instantáneo de su prestigio intelectual. Pero no exageremos dándolo por perdido al completo, ni mucho menos.
Que no se diga que ese mundo de la cultura vasca no se implica o permanece callado frente a las sacudidas de injusticia de esta sociedad tan desigual e injusta. No. Muchos participan en campañas humanitarias, algunas discutibles, como las del acercamiento humanitario de presos políticos de conciencia en su lucha por la libertad contra un estado opresor. Ante esta cuestión algunos como la actriz Itziar Ituño y otros muchos más, como aquellos que, con mucho más humor, expresaron su odio, no a la banda asesina, sino a lo «español» en un programa televisivo, lo dan todo. A estas alturas ni siquiera hay que ser malpensado para deducir que sencillamente expresan una comprensión natural hacia el terrorismo etarra y sus consecuencias. Ay, esos vascos del mundo de la cultura vasca. Desde la atalaya de su falsa imparcialidad histórica, subidos a lo más alto del desprecio a los valores de la convivencia, se atreven a echarnos discursos biempensantes. Paz, derechos humanos, convivencia. Acto seguido, misteriosa y burdamente humana, aparece la conveniencia: se aprecia, y mucho, el trabajo en territorio enemigo.
Perseguidos y masacrados respirando libremente aire puro en la tierra de sus opresiones. Dice la actriz Itziar Ituño, que también se le ha podido ver en Cuéntame cómo pasó: «Tengo que vivir en Madrid de lunes a viernes y los fines de semana volveré a Euskadi para los bolos de teatro que tengo pendientes».
Es tremendamente extraño ser tan abertzale y querer trabajar en España, entre españoles aunque sea de lunes a viernes (quizás comente al volver que se ha tenido que tapar la nariz en ese Madrid de la corrupción). Además, sobrada de trabajo (ya quisieran algunos críticos con el nacionalismo poder decir lo mismo).
También esta mujer cuenta en su currículum con haber participado en la película Motxilaren Umea, «un film que trata la vulneración de derechos de la que son víctimas hijos e hijas menores de personas presas, que en su estreno en marzo deparó un emocionante momento de reconocimiento a los más de mil pequeños que viven en primera persona esa situación en Euskal Herria». Todos los intérpretes son amateurs salvo Itziar Ituño. Se trata de «un film pedagógico porque los niños no saben qué es la dispersión pero entienden perfectamente qué es estar sin tus padres». Estar sin sus padres.
Ser tan abertzale, promotora del acercamiento de presos asesinos y hacer un papel de policía en una cadena española. Imaginemos a un joven y convencido neonazi haciendo un papel de judío para la televisión pública de Israel.
Yo creo que esta chica es el prototipo de chica vasca comprometida y eso seguro que es muy importante para ella y para su público autóctono. Alguien debería indicarle que su causa no es tan presentable como se cree y que ser agente doble es muy complicado. Debería preparase para comprender que si le han contratado (y pagado) para trabajar interpretando a una policía buena y española algo nos chirríe a los que observamos en su asunto un ramalazo de desalmada hipocresía. Qué pensarán los presos de los que se preocupa y por los que es capaz de trabajar sin cobrar o ese su público que admira a los famosos vascos que se mojan.
Aunque también les digo que ya que Bildu está en las instituciones, en las tertulias y sus militantes no arrepentidos de su pasado siguen siendo legión en el País Vasco, quizás exageramos escandalizándonos por esta cuestión bastante menor. Porque ellos lo quieren todo, está claro. Pero ¿se lo damos o no se lo damos?