Para España, el desprestigio de la política exterior de Sánchez está teniendo gravísimas consecuencias, tanto políticas como económicas
Fueron a declarar su odio a España. Se adelantó unos días la exalcaldesa de Barcelona que en Ciudad de México, ante un grupo de dirigentes del partido del presidente saliente López Obrador, buscó el aplauso afirmando “les pido disculpas por la colonización”. Y sí, los obradoristas aplaudieron. Este martes, en la toma de posesión de la nueva presidenta Claudia Sheinbaum, delegados de los partidos aliados de Sánchez -Sumar-PCE, Podemos, BNG, Bildu, Comunes- harán otro tanto contra la democracia española. Entre ellos, el diputado Gerardo Pisarello, el que arrancó con saña la bandera de España del balcón del Ayuntamiento de Barcelona.
Antes, el pasado 28 de agosto, estuvo en México el número dos del PSOE Santos Cerdán. Firmó con Morena, el partido de Obrador, un convenio “contra la ola reaccionaria que recorre el planeta”. Pasado un mes, resultados: invitan a la toma de posesión a los dictadores de Venezuela, Rusia, Cuba, y descalifican al Rey Felipe VI, es decir, a España. Se está considerando una actitud meritoria la negativa a asistir al acto por parte de Sánchez -¡solo faltaba!-, que ha dicho que se siente “frustrado” por el gesto del presidente mexicano. ¿Eso es todo? Desde 2019 se repiten actos de odio -incluido el acoso a empresas españolas, como Iberdrola- sin reacción alguna del gobierno sanchista. Conociendo el paño, a saber qué negoció Cerdán con Morena.
Las declaraciones del presidente saliente y de la presidenta que hoy toma posesión han competido en menosprecio hacia Sánchez. Un escalón más en la degradación de la imagen exterior de España. Se suma a la actitud de subordinación a la dictadura en Venezuela, donde el PSOE ha asumido con docilidad la negociación de Zapatero de una brutal deportación del presidente electo, como ha denunciado María Corina Machado. Un penoso retrato moral del PSOE, aún más humillante, si se tiene en cuenta que incluso el izquierdista presidente chileno Gabriel Boric ha reconocido en la ONU la victoria de González Urrutia, o que el Senado de Colombia, donde es presidente el castrochavista Petro, ha hecho lo mismo con 48 votos a favor y solo 6 en contra. En América Latina, los demócratas van por un lado y el sanchismo, por otro.
En su respuesta a las agresiones del obradorismo, Sánchez calificó como “progresista” a López Obrador. Se le entiende. Ambos comparten el marco ideológico del Grupo de Puebla, donde Zapatero ejerce liderazgo. La persecución de jueces, la censura a periodistas críticos, el control de los contrapesos democráticos, el recurso a la retórica de “lucha de clases”, todo el repertorio les iguala. La última “revolución” de Morena no podía ser más dictatorial: eliminar la división de poderes con la elección de jueces bajo el control del ejecutivo. Y siempre, el lugar común de la corrupción. Hijos, hermanos, primos de Obrador han desplegado ante las cámaras, sin complejos, todas las variantes extractivas del dinero público imaginables.
Todos los movimientos políticos castrochavistas han recurrido al indigenismo como recurso. En Perú, Bolivia, Argentina, Venezuela, Colombia, en todas partes, lo han explotado para la confrontación política
Y, por supuesto, es también común el uso partidista de la memoria histórica. Pretenden los obradoristas que se les tome en serio cuando exigen que España condene su propia historia. Que nadie se confunda, no se trata de ninguna preocupación historiográfica, es una utilización política burda, un distractor. Como en todos los populismos, necesitan un medio para polarizar a la población. Todos los movimientos políticos castrochavistas han recurrido al indigenismo como recurso. En Perú, Bolivia, Argentina, Venezuela, Colombia, en todas partes, lo han explotado para la confrontación política. El caso de la falsificación de un supuesto pueblo mapuche en Chile desbordó todos los límites. Hasta el exjuez Garzón colaboró en el montaje.
Para España, el desprestigio de la política exterior de Sánchez está teniendo gravísimas consecuencias. Los principales medios internacionales empiezan a hacerse eco, como ha podido percibir él mismo en entrevistas no controlables. La influyente Bloomberg ha advertido sobre las graves consecuencias para las inversiones en España de los “múltiples tropiezos” diplomáticos en América Latina. Se postuló como líder mundial antifascista y ha quedado en simple subalterno del castrochavismo. Los resultados son ya bien visibles con la caída sustancial en la inversión extranjera en 2023 y primer semestre de este año, marcando niveles inferiores a los de 2018. La imagen de una alianza de gobierno que, como hoy se podrá comprobar en la ceremonia del Congreso mexicano, se asocia a los enemigos de las democracias liberales no sale gratis.