JUAN CARLOS VILORIA-EL CORREO

  • Díaz anuncia como proyecto de futuro un neocomunismo de fusión de las izquierdas

Yolanda Díaz Pérez, vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo, militante del Partido Comunista y miembro de Unidas Podemos, se dispone a impulsar un nuevo proyecto político ante el declive de Podemos que sirvió a los comunistas de nave nodriza para llegar al poder en España por primera vez desde los años 30. El proyecto todavía se guarda celosamente en secreto, pero bajo el genérico apellido de «frente amplio» parece que pretende rescatar la herencia del 15- M dilapidada por Pablo Iglesias. Yolanda Díaz ha llenado el hueco dejado por este y se ha puesto de moda. Da bien en las encuestas de valoración de imagen y no tiene rival en el PCE desde que Alberto Garzón fuera devorado por el principio de Peter. El nuevo proyecto político, sin embargo, fue presentado en la fiesta del Partido Comunista que celebraba el centenario de su fundación, pocos días después de que la flamante estrella del firmamento de la izquierda escribiera un excéntrico prólogo al trasnochado ‘Manifiesto Comunista’.

¿Nuevo proyecto? Con semejantes mimbres a lo más que puede aspirar es a una especie de neocomunismo, a la manera de la cocina de fusión pero en política. Un cóctel de comunismo nostálgico, pero disfrazado de populismo, con el viejo sindicalismo que resiste con el boca a boca del Gobierno, los restos del naufragio de las ‘mareas’ y lo que pueda rascar del invento de Errejón y su batiburrillo de izquierdismo de salón. Tienen dos años para preparar el invento si la autoridad (Sánchez) lo permite y el tiempo no lo impide.

Ese yolandismo que ahora se gesta tendrá como banderín de enganche el salario mínimo («una mierda», según el secretario general de UGT) y la cancelación de la reforma laboral de Rajoy (por encima del cadáver político de Nadia Calviño). Pero en el fondo no es más que otra versión de Izquierda Unida y los variados intentos fracasados desde la Transición de cumplir el mandato de ‘La Internacional’: «Agrupémonos todos en la lucha final». Lastrado por la herencia de todos los totalitarismos del siglo XX que, lejos de repudiar, asumen como su raíz moral e ideológica, tiene a su favor el caldo de cultivo de una sociedad desalentada por el paro, la falta de expectativas y la desmoralización vinculada a la pandemia. Aunque la tentación de mirar a la derecha de parte del electorado obrero, como ocurre en Europa, le puede acabar dejando sin agua en la pecera. La nueva musa del comunismo patrio tiene ahora su minuto de gloria e incluso dicen que el inmutable Pedro Sánchez está preocupado por si los cantos de esta sirena atraen a una parte de su electorado. Pero también se dijo que Irene Montero, en la moción fallida contra Rajoy, se revelaba como una gran líder de la izquierda. Las recetas simples no funcionan con sociedades complejas.