Agudizar el ingenio

EL CORREO 25/02/14
ALBERTO AYALA

· Existen indicios para pensar que el desarme va para largo. ¿Se activará en paralelo alguna ‘vía vasca’?
· A la sociedad le da igual si las armas se destruyen o se oxidan en un zulo en el monte

Hubo un tiempo en que la sociedad y la política vascas trasladaron a ETA que sabrían ser ‘generosas’ si ponía fin de inmediato a la pesadilla de dolor y sangre. Los mensajes de la Mesa de Ajuria Enea (finales de los 90) cayeron, como los anteriores y como los siguientes, en saco roto. La banda, altiva, prefirió seguir con el tiro en la nuca o la denominada ‘socialización del sufrimiento’, persuadida de que terminaría por hacer hincar la rodilla al Estado de Derecho y le arrancaría algunas contrapartidas políticas, además de solventar sin dificultad la situación de los suyos.

Pero la derrota nunca llegó. No en esa dirección. Al contrario, el trabajo coordinado de los demócratas logró poner contra las cuerdas a los terroristas y a su brazo político. La ilegalizada Batasuna olfateó la que se avecinaba y hace dos años y medio convenció a una ETA en descomposición para que anunciase su final definitivo, unilateral y sin condiciones.

La Conferencia de Aiete fue la pista de aterrizaje que la democracia accedió a tender a la banda para edulcorar la imagen de su derrota. En lugar de entenderlo así, entregar las armas, pedir perdón y abjurar del pasado, en estos dos años ha insistido en intentar cambiar paz por presos, sin éxito. El paso dado hace algunas semanas por el EPPK, el colectivo oficial que agrupa a los reclusos etarras, plegándose por primera vez a admitir la legalidad penitenciaria es el reconocimiento de esta nueva derrota.

Tocaba arrancar de una vez con el desarme, y la banda ha vuelto a defraudar las expectativas con una entrega ridículamente ínfima, y además de ida y vuelta. ¿Por problemas internos de información y/o miedo a que si sus últimos activistas se mueven sean detenidos en Francia? ¿Porque acelerar el proceso podría enfadar a los más duros si no hay contraprestaciones en paralelo?

Sea por lo que fuere, ETA ha querido jugar con los tiempos para volver a obtener réditos en forma de propaganda y ha dejado tocados a los verificadores. La implicación directa del lehendakari Urkullu, con el riesgo político que ello implica, y el apoyo de PNV, Sortu y PSE hace que la vía no haya quedado cegada, pero sí ralentizada.

Mannikkalingam ya ha dejado claro que hasta después de las europeas del 25 de mayo no moverá un dedo. Es decir, que sabe cómo se las gasta Rajoy, y más en precampaña. Y que no está dispuesto a ir por el monte en busca de arsenales sin contar con el reconocimiento de los gobiernos, que habrá que ver si llega.

El líder de Sortu, Hasier Arraiz, dijo ayer que «habrá que agudizar el ingenio» para salir del ‘impasse’ en que, de nuevo, parece entrar el asunto. Nada de exigir a Urrutikoetxea, Sorzábal, Pla y cía. que se desarmen ya, mejor mañana que pasado, y que se retraten ante los ciudadanos y pidan perdón. Lástima.

¿Tendrá ETA la tentación de posponer el desarme hasta después de las generales del próximo año a ver si hay cambio y el PSOE hace algo de lo que no ha hecho el PP? ¿Habrá pensado alguien en algún tipo de ‘vía vasca’ en paralelo, por ejemplo que esa comisión del ‘foro social’, en la que el PNV y la izquierda abertzale ya tienen a sendos representantes de peso, juegue algún papel especial?

Desconozco si los cuadros de ETA que permanecen en libertad tienen en su poder toda la información con las coordenadas de dónde están escondidas las armas y los explosivos que todavía almacenan, como cabría pensar. Si no es así harían bien en recabarla ya. Por si se la quieren hacer llegar al Gobierno de Rajoy o al francés. Solo así cabrá esperar algún movimiento desde Madrid.

Para la política vasca, en especial para el nacionalismo, éste del desarme sigue siendo un asunto importante para encarrilar la normalización. La sociedad, sin embargo, hace ya tiempo que lo tiene descontado –tanto como dos años y medio exactamente– y le da bastante igual que las armas se entreguen y se destruyan, o simplemente que se oxiden en el monte. Sería bueno que algunos no lo olvidaran.