Porque el deambular del PSOE no ha terminado este pasado fin de semana con la decisión de abstenerse. El verdadero viaje empieza ahora. Y será a partir de este instante cuando las decisiones ya no se limiten a mostrar la necesaria autoridad de un responsable de gestora. No: ahora serán necesarios líderes de verdad en las filas socialistas con capacidad para explicar que no es posible seguir subiendo eternamente las pensiones porque, pese a todo lo prometido, quebraría el sistema; que no es verdad que se puedan incrementar sin pausa los impuestos a las empresas porque son libres y se marchan; que nadie puede acudir a Bruselas a negociar con el no cumpliré por delante porque son ellos los que financian la ayuda y nosotros los ayudados; y que no es posible seguir albergando las violaciones legales de la Generalitat porque la «nación de naciones» no es sino la no nación. Líderes, en resumen, que sepan poner punto final a ese tan magnético como suicida «sí se puede», por mucho que les griten y tienten, sus hasta ahora amigos de Podemos. Gente con credibilidad que sepa admitir que no se ha hecho más que demagogia para conseguir cuatro votos que ni siquiera han llegado.
¿Existen esos líderes en el PSOE? Porque si los hay, felicitaciones por su camuflaje. Y si no los hay, tendremos problemas todos.
El entorno económico internacional se debilita y serán necesarios nuevos recortes. Bruselas no se fiará de nuestra inestabilidad y pedirá los ajustes por adelantado. Y el contexto político de asalto populista en Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, etc. tampoco ayudará.
Con un agravante: si el PSOE ha iniciado este viaje para no concluirlo, no tendrá tiempo para esquivar unas elecciones donde sus sectores más crispados se sumarán a la fuga de voto, sin tener tiempo para captar una capa moderada que les devuelva a sus años de triunfo electoral.
Seguimos en manos del PSOE. Y el PSOE en las suyas propias. Esperemos que tengan alforjas para este viaje.