IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO
La banca encargada de suministrar los 40.000 millones de euros de la nueva línea de crédito del ICO asegura que la demanda flojea ostensiblemente. Hay dos explicaciones posibles. Una sería que ya no son necesarios, una vez solucionadas las imperiosas necesidades de liquidez que provocó la pandemia. Pero esa alternativa es inverosímil. El INE asegura que la caída del PIB del segundo semestre ha sido del 17,8%, lo que impide considerar cualquier expectativa de retorno a la normalidad. Siendo así, la única explicación posible es que, o bien no hay proyectos para financiar pues nadie ve la posibilidad de iniciar o ampliar cualquier negocio sin que exista demanda para ello; o las empresas no quieren seguir endeudándose ante el riesgo de convertir en un problema de solvencia el impresionante problema de liquidez que la ausencia de esa demanda provoca.

Estamos en lo de siempre. La liquidez procedente del sistema financiero permite solventar situaciones puntuales complicadas para las cuentas de resultados, pero solo los ingresos procedentes del mercado, a través de las ventas, pueden estabilizarlas de manera sostenible en el tiempo. En la vuelta del verano vamos a seguir hablando de la falta de actividad y de ausencia de liquidez, una vez constatado que la pandemia sigue viva y que provoca en este tercer trimestre problemas similares a los que causó a finales del primero y durante casi todo el segundo. Pero vamos a empezar a hablar con frecuencia de solvencia; es decir, de concursos, de quiebras. Con lo cual hablaremos también de aumentos de la mora y del rebrote de los fallidos. Una buena parte recaerán sobre el Estado que avala las operaciones en un buen porcentaje y ya sabemos que éste es ahora el menor (¿?) de nuestros problemas, una vez que Bruselas ha prometido no ‘examinar’ de la asignatura de la evolución del déficit en este curso escolar. Otra parte caerá sobre la banca, que no está precisamente para nuevos sobresaltos, hundida en la sima profunda de unas cotizaciones bursátiles que aterrorizan a sus accionistas si es que existe todavía esta especie biológica. Así que habrá que renegociar plazos y carencias para evitar confirmar los quebrantos. Un panorama desolador. El motor de la actividad no arranca. ¿Estará gripado?