Los movimientos de reclusos son facultad del Ministerio del Interior y perfectamente legítimos si se realizan para separar a los internos maduros de los más duros de la banda, pero no lo son tanto si son un movimiento concertado con la propuesta de los de Guernica y la respuesta instantánea de ETA.
El sábado se reunieron en Guernica cinco fuerzas, ya perdonarán la hipérbole, que suman siete de los 75 escaños del Parlamento vasco. Y allí pidieron a ETA que declare una tregua permanente, unilateral y verificable. Al Gobierno le encargaron dar pasos hacia la amnistía total, excarcelación para los presos preventivos y derogación de un par de leyes represivas. «El acuerdo de Gernika une ya a cinco fuerzas políticas y 23 agentes más», decía gozosa ayer la prensa amiga. Siete escaños. No se había visto tal impostación de fuerza desde que el golpista Queipo de Llano hizo desfilar varias veces, en plan non stop, al mismo puñado de legionarios por las calles de Sevilla, para hacer creer que tres docenas eran una división.
Maravillas de Internet. Noventa y siete minutos más tarde, Gara publicaba en su versión on line la respuesta: ETA tiene disposición para dar ese paso (el alto el fuego permanente) y también para ir más lejos, si se crean las condiciones para ello. ¿Es posible que hora y media después de la representación de Guernica, el diario abertzale ya hubiera hecho una entrevista a los encapuchados de guardia, la hubiera editado y ofreciera un extracto de la misma a los lectores de su página web? «Ventajas de tener muy cerca a los entrevistados», pensarán ustedes, aunque hay otra posibilidad, a saber: que la entrevista llevara hecha algunos días y la reunión de Guernica hubiera sido convocada después para que cuadrase el crucigrama.
Como es evidente, si ETA está dispuesta «a dar ese paso», significa que hasta ahora no lo ha dado y que su comunicado del 5 de septiembre no era el anuncio de una tregua. Por otra parte, ya anunció un alto el fuego permanente el 22 de marzo de 2006, durante el que extorsionó y amenazó a los empresarios, incendió la ferretería de Barañáin, exhibió armas de guerra en el Aritxulegi, robó 350 pistolas en la armería de Vauvert y voló la T-4 de Barajas. Aquel proceso fue verificado no una, ni dos, sino tres veces por los expertos de Rubalcaba.
El alto el fuego permanente y verificable que ofrecen ahora no es una graciosa concesión, sino algo que la democracia tiene que ganarse con excarcelaciones, abolición de la Ley de Partidos y la vuelta a lo que la propia ETA boicoteó en Loyola, pero ahora en una sola mesa. Al parecer, se han hecho un centenar de huecos en las cárceles vascas, que presumiblemente serán para presos etarras. Los movimientos de reclusos son facultad del Ministerio del Interior y perfectamente legítimos si se realizan para separar a los internos maduros de los más duros de la banda, pero no lo son tanto si son un movimiento concertado con la propuesta de los de Guernica y la respuesta instantánea de ETA.
El problema es cómo distinguir las nuevas treguas de las que conocimos en 2006. Hay un método. Cuando el Estado haya hecho algunos méritos en el sentido que le exigen los reunidos en la villa foral, los terroristas ofrecerán un alto el fuego permanente y verificable ahora sí que sí, para empezar las conversaciones. En el siguiente comunicado podrían decretar un alto el fuego permanente y verificable, ahora sí que sí, por la gloria de mi madre. Y en este plan, que diría el maestro Umbral.
Santiago González, EL MUNDO, 27/9/2010