EL MUNDO – 21/12/15 – LUCÍA MÉNDEZ
· Ha llegado la hora de comprobar si el líder del PP es el genio de los tiempos del que hablan sus ‘hooligans’, el estratega bajo cuyo mando el ejército del PP avanza seguro de victoria en victoria.
El PP es el partido más votado. Completamente cierto. Un hecho incuestionable. No sólo eso. Un éxito también incuestionable después de lo que el Gobierno del PP hizo, y sobre todo de lo que no hizo, en esta su primera legislatura de la era Rajoy. El líder del PP puede estar satisfecho y respirar tranquilo. Nadie debería negarle el mérito. Dijo que el PP ganaría las elecciones y así ha sido. Lejos queda el temor a perderlas que recorrió La Moncloa durante todo el año de pasión de 2012. Satisfacción, pues, porque el PP sólo se ha dejado más de tres millones y medio de votos y 63 escaños. Podían haber sido más, así que doble satisfacción. Por ganar y por no perder tanto.
¿A qué vienen entonces la sorpresa triste dibujada en la mustia fachada de Génova, 13 y la pesarosa gestualidad de los dirigentes del PP? Hubo vítores en el balcón, pero en los ojos humedecidos de las mujeres que le acompañaban –Soraya, Dolores, Elvira– no se distinguía muy bien la risa del llanto. La esposa de Rajoy no es mujer que disimule porque no es política. Igual que hace cuatro años estaba radiante, ayer mantuvo un gesto serio.
La sorpresa de la noche no fue el resultado. La sorpresa de la noche fue la sorpresa en la sede del partido más votado. ¿Acaso creían que iban a sacar mayoría absoluta? A juzgar por las caras largas, parece que sí. Quizá su estupor se deba a un error de cálculo. Tal vez los dirigentes del PP no vieron venir la realidad o se apartaron de ella en un intento de que no les alcanzara. Hace sólo unos meses, el Rajoy analista y profeta sostenía que Podemos sacaría los mismos resultados de IU y que Ciudadanos sólo podía aspirar al pequeño lugar destinado en el Congreso a UPyD.
No obstante, Mariano Rajoy tiene motivos para la calma. Ha pedido que se respetara a la lista más votada y así será. No habrá mañana tripartito, ni cuatripartito y pentapartito. Nadie le quitará el derecho a ser el primero en intentar la investidura. Puesto que no le llega con seducir a Albert Rivera para que le preste sus 40 diputados, tiene que encandilar a un total de 53 parlamentarios con el fin de ser investido presidente en primera vuelta por mayoría absoluta. O, si es en segunda, galantear a un montón de diputados de otros partidos para que se abstengan de apretar el botón del no para formar Gobierno con mayoría simple.
Tiene trabajo el candidato del PP y desde hoy presidente del Gobierno en funciones. En febrero de 2012, Rajoy le dijo a Artur Mas a la puerta de La Moncloa: «Vivo en el lío». No sabía lo que le esperaba. Con lo poco que le gustan a él los líos, le ha tocado el mayor lío de un aspirante a presidente desde hace 38 años. Como candidato del partido más votado, le corresponde la iniciativa. Podrá poner a prueba todas las cualidades de liderazgo personal, político y de Estado que le atribuyeron los estrategas de su campaña electoral. Veteranía, sentido común, hombre previsible, persona seria, en comunicación con la gente de la calle, el único gobernante capaz de evitar la ruina de España.
Todas esas cualidades le harán mucha falta para los próximos meses. Incluso necesitará algunas otras que le han faltado en esta legislatura, como capacidad de diálogo con otros partidos, humildad para tratar a los que no son del PP, modestia en sus planteamientos, respeto por la pluralidad y reconocimiento de sus errores.
Ha llegado la hora de saber si Mariano Rajoy es el genio de los tiempos que han dibujado sus hooligans, ese estratega militar a lo Ho Chi Minh, en cuyas manos el ejército del PP siempre avanza seguro de victoria en victoria en todos los procesos electorales. Aquí ya se trata de hacer Historia, que es lo que hizo el general vietnamita. Lo dijo ayer: «Ha llegado la hora de los políticos de verdad».
Algo parecido dijo Pedro Sánchez, el líder del PSOE, que presumió de haber hecho Historia. Como en el caso de Mariano Rajoy, el líder socialista tiene razón. Ha mantenido la segunda posición, a pesar de haber llevado al PSOE a su peor resultado. Bien. Cada uno es dueño de consolarse como quiera. La realidad es que los únicos que ayer hicieron Historia fueron Podemos y Ciudadanos. Más el primero que el segundo. Aún no hace dos años que Pablo Iglesias se presentó en el Teatro del Barrio. Y uno y medio que Arriola dijo que era un friki.