Florencio Domínguez, EL CORREO, 17/7/12
Los miembros de la Conferencia Internacional celebrada en el palacio de Aiete el 17 de octubre del pasado año terminaron su lista de recomendaciones anunciando que estaban dispuestos «a organizar un comité de seguimiento». ETA y Batasuna apuntaron enseguida en sus agendas la creación de esa comisión y le dieron un contenido concreto acorde a sus intereses como el de propiciar la negociación política. Batasuna, en el documento elaborado a principios de año marcando la línea política para 2012, señalaba que la «comisión de seguimiento, además de recuperar las negociaciones entre los estados y ETA, pretende impulsar la negociación entre los agentes políticos de Euskal Herria».
La banda terrorista, por su parte, en una comunicación distribuida entre sus miembros en el pasado mes de febrero, mencionaba la puesta en marcha de la comisión de seguimiento indicando que «le corresponde a este capítulo de la negociación». Por ello fijaba como objetivo «crear en breve plazo la Comisión».
El afán de ETA y Batasuna por reactivar la conferencia de San Sebastián es explicable porque son los más interesados en que se pongan en marcha los dos procesos de negociación contenidos en la declaración que elaboraron los invitados internacionales que participaron en el acto. El primer marco de negociación se daría entre los gobiernos de España y Francia y ETA y el segundo, la negociación política, entre partidos vascos. Ocurre que ni París ni Madrid tienen el menor interés en entrar a negociar con la banda terrorista, sino que exigen su disolución. Ese es el pulso que se libra ahora.
La conferencia celebrada en Aiete fue posible porque contó no solo con la tolerancia pasiva del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sino con su visto bueno. De no ser así no hubieran participado en ella personalidades como Kofi Annan, Bertie Ahern, Gro Harlem Brundtland y Pierre Joxe. Tal vez hubieran acudido otros como Gerry Adams o Jonathan Powell, pero no hubiera sido lo mismo. Los que daban lustre al acto eran los primeros, no Adams ni Powell.
Ocurre que ahora hay otro partido al frente del gobierno en España, un partido que, al igual que UPyD, rechazó la conferencia. El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, le escribió a Kofi Annan una carta en la que, con bastante razón, le acusaba de «poner por escrito y con boato las tradicionales reclamaciones de Batasuna», entre otros reproches. Habrá que ver si es posible, con la oposición del Gobierno español, crear esa comisión de seguimiento de Aiete o celebrar una nueva reunión de la conferencia. La Fundación Cárter, en 1998, y el Gobierno de Noruega, en 2003, quisieron realizar tareas de mediación en el País Vasco, pero se echaron atrás cuando el Gobierno rechazó la oferta. Las personalidades relevantes de la política internacional no intervienen sin el visto bueno del gobierno concernido. Las otras no son problema.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 17/7/12