TONIA ETXARRI-EL CORREO

Vuelta al punto de partida para renovar el Poder Judicial. Consumada la ruptura de las negociaciones entre el PSOE y el PP, cuando Feijóo se dio cuenta de que estaba a punto de caer en una trampa para osos, Moncloa está dispuesta a activar el ‘plan B’. Que viene a ser el ‘plan A’ de Podemos. Y que no consiste en otra fórmula que la de rebajar el número de la mayoría necesaria en el Parlamento a la hora de elegir a los jueces. Se trata de alterar las mayorías para evitar depender de los votos de la segunda fuerza de este país, el PP. Todo muy democrático. Ya lo intentaron hace dos años. Quisieron cambiar los 210 diputados necesarios (la mayoría reforzada que establece el actual sistema de elección) por los 176 (mayoría absoluta en segunda vuelta). Finalmente la tuvieron que retirar ante las insistentes advertencias de Bruselas de que esa idea era un atropello.

En el PP aguardan el próximo movimiento del Gobierno de Pedro Sánchez, que se muestra convencido de que esta ruptura le desgasta a Feijóo. Los mismos que insisten en que el PP no está cumpliendo la Constitución son quienes gobiernan con socios y aliados que dieron un golpe a la Carta Magna y se conjuran para liquidar el espíritu de la Transición. Pero así está el pulso electoral. Al PP, sin embargo, se le ve muy cómodo con la ruptura que Feijóo declaró pero que Sánchez provocó.

Tampoco ha salido bien parado Félix Bolaños en este recorrido plagado de engaños y doble lenguaje. Si el PP había dicho, hace días, que la reforma del delito de sedición no colisionaba con el pacto para renovar el Poder Judicial, ¿qué ha pasado para que eso cambie?, se preguntaba el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Pues que la ruptura llega porque Sánchez metió en la agenda política la rebaja del delito de sedición. Así lo cuenta el PP. Bolaños les negaba la mayor diciendo que las declaraciones sobre el cambio en el Código Penal eran sólo «ruido mediático». Ni siquiera ERC había exigido que el delito de sedición se introdujera ahora. Fue Sánchez el que lo hizo. No es que Feijóo se cayera del caballo en una noche de tormenta. Pero Bolaños les mintió al decir que la negociación con ERC no estaba incluida en la agenda inmediata. Y cuando la ministra de Hacienda ‘resbaló’ en la tribuna parlamentaria anunciando que el Gobierno iba a presentar en el Congreso su reforma del delito de sedición, fue cuando Feijóo quiso oírselo al propio presidente. Y Sánchez se lo reconoció. Estaban a punto de firmar un acuerdo que el PP podría haber explicado bien a su electorado sólo en parte: que el juez De Prada y la jueza Rosell no pasaban el filtro de la idoneidad. O que los ministros jueces tardarían dos años en volver a ejercer su carrera. Más difícil de justificar que Cándido Conde Pumpido acabe presidiendo el Tribunal Constitucional. Pero ya huelga cualquier explicación.

Feijóo ha dejado sobre la mesa una sentencia que marcará las próximas encuestas: «El Gobierno ha priorizado retocar el Código Penal al Pacto de la Justicia». ¿Qué opinarán los barones socialistas cuando tengan que explicar a su electorado que Sánchez estaba negociando pactos de Estado con quienes persiguen su destrucción? La rebaja del delito de sedición seguirá su ruta. Con argumentos insostenibles de derecho jurídico comparado con los países de nuestro entorno. Para allanarles el camino a quienes delinquieron y se fugaron de la Justicia. Les saldrá gratis volver a intentar otro golpe a la Constitución. Incluso a Puigdemont, aunque ahora él no se dé cuenta.