Al PSOE le conviene abstenerse

ABC 03/10/16
EDITORIAL

· Unas nuevas elecciones generales serían la tumba política del socialismo, porque llegarían a ellas con liderazgos precarios, divisiones internas y ajustes de cuentas pendientes

SI se celebraran hoy, unas terceras elecciones darían al Partido Popular, con el apoyo de Ciudadanos, una holgada mayoría absoluta, según la encuesta de GAD 3 para ABC. Rajoy obtendría 159 escaños, frente a los 137 de junio pasado. Ciudadanos seguiría su ciclo descendente, pero sus 25 diputados forjarían con los del PP una sólida mayoría de 184, mientras el bloque de izquierdas formado por el PSOE, con 68 actas, y Podemos, con 69, se quedaría en 137 escaños, 19 menos que el 26-J. Este distanciamiento del PP aún no recoge las consecuencias de la dimisión de Pedro Sánchez el pasado sábado y de la imagen autodestructiva del PSOE, pero no es temerario presumir que la ventaja de Rajoy habrá aumentado todavía más tras la implosión socialista. En Ferraz pasó lo que tenía que pasar. La dimisión de Sánchez era la opción mayoritaria entre los votantes socialistas encuestados por GAD3. Se cierra una etapa en el PSOE, y empieza otra.

Este sondeo debería ser otro argumento más para que la gestora del PSOE y sus futuros órganos colegiados den un giro a la oposición cerrada del anterior secretario general a la investidura de Mariano Rajoy. Unas nuevas elecciones generales serían para los socialistas su tumba política, porque llegarían a ellas con liderazgos precarios, divisiones internas aún vivas y ajustes de cuentas pendientes. A estas alturas, el mayor problema del PSOE no sería facilitar un gobierno del PP con su abstención, sino cómo sobrevivir a su fracaso histórico. A todas luces, no parece el mejor momento para presentarse ante el electorado con tantas tareas dentro de casa aún sin resolver.

El principal beneficiario del descalabro del PSOE, según la encuesta de ABC, sería el PP. El Partido Popular se convierte en el refugio del votante saturado por la inestabilidad y la política sectaria; recoge el hartazgo de una opinión pública agotada tras un año de parálisis, incertidumbre y frivolidades por parte de quienes en teoría venían a regenerar las instituciones. Sánchez se echó en manos del populismo, y erró. Su «no» a Rajoy le ha pasado factura a él, pero el PP no debe confiarse ni conformarse. Al contrario, debe aprovechar la coyuntura para confirmarse como la opción responsable de Gobierno, y blindarse frente a su punto débil. Ahora más que nunca sería oportuno que diera nuevos pasos contra la corrupción, transmitiendo el mensaje nítido de que no habrá más «Gürtel», más «Púnicas» ni más «Bárcenas». En definitiva, garantías para volver a ser el partido vertebrador de la recuperación económica, la estabilidad institucional y el reformismo político, frente a una izquierda que más pronto que tarde ha de volver a levantarse y competir por el bien de España.