EL MUNDO 29/05/2013
· El líder de Ciutadans, Albert Rivera, acusa al ‘president’ Mas de desafiar a la Justicia.
«Se gasta 600 millones en consejos comarcales y pide un déficit asimétrico»
Al mismo tiempo que el president Artur Mas armaba una punta de lanza en el Palau de la Generalitat con la Ley Wert como objetivo ocasional, Albert Rivera, el presidente de Ciutadans, ausente de esa reunión, intentaba dejar la convocatoria en su lugar sin mayores dramatismos. «Dicen que van a hablar de educación pero es mentira. Se reúnen para blindarse frente al sistema judicial; blindar un sistema declarado ilegal, un modelo educativo marcado por la identidad y no por la calidad», aseguraba en el Club Siglo XXI refiriéndose al sistema de inmersión lingüística establecido en Cataluña.
La educación y con ella el respeto por las leyes fueron aspectos de una conferencia en la que el dirigente de Ciutadans aseguró que nos encontramos en un «fin de ciclo» en el que hay que «reformar el sistema», aprovechar las cosas buenas que deparó la Transición –argumento central de la convocatoria– y modificar aquellas que no funcionan. Se pronunció a favor de las «primarias obligatorias» en los partidos y de formaciones «transparentes» que publiquen sus cuentas en una página web. Apostó por las listas abiertas para que deje de ser más fácil ser diputado «siendo más amigo de quien hace las listas que de quien te vota», un sistema que, a su criterio, «pervierte el sistema» y fomenta la corrupción.
Su tesis es que los pilares construidos hace unas décadas sufren de «aluminosis» y hay que reconstruirlos impulsando «valores civiles» como la defensa de la libertad o de la «unidad», que ahora han fallado no sólo por culpa de quienes «erosionan los pilares sino de quienes no los han cuidado». Y se refirió en este punto a quienes han venido entregando Cataluña a CiU para garantizarse la gobernabilidad del Estado.
Rivera se mostró contrario a subir los impuestos e incrementar los recortes mientras no se recorta la Administración y no se eliminan las diputaciones, y contrario a hacer cesiones a Mas en el Consejo de Política Fiscal. Al president le reprochó que se gaste 200 millones en políticas lingüísticas, 600 en 41 consejos comarcales y que abra embajadas pese a no tener competencias «para después pedir un sistema de financiación asimétrico».
Ante la situación general del país, se mostró partidario de hacer frente a Europa. «Hay que decirles: vamos a llevarnos bien, España va a pagar pero nos váis a dar más tiempo porque si yo me hundo, tú también», y pidió a los ex presidentes que «remen en la misma dirección y pongan su conocimiento a disposición del país, más que de sus partidos».
Rivera no descartó ni presentarse en un futuro en el resto de España ni formar parte de un Gobierno pero siempre que cuente con el respaldo de «más gente con talento, que se implique y que quiera llegar a acuerdos», y no por el poder a cualquier precio sino «para cambiar las cosas»; porque, parafraseando a Tarradellas, «en política se puede hacer de todo menos el ridículo».
Dadas las circunstancias, fue hasta lógico que le preguntaran: ¿Y estaría Aznar? Y respondió diplomáticamente: «Que lo responda él, que viene la semana próxima».
EL MUNDO 29/05/2013