Aunque la mayoría de cargos locales y ayuntamientos socialistas catalanes dan la espalda a la organización del referéndum independentista unilateral anunciado para el 1 de octubre, un puñado de socialistas díscolos mantiene un pulso con la dirección del PSC y con su primer secretario, Miquel Iceta. Son los cargos socialistas de Vallbona d’ Anoia y Castellbell –dispuestos a ceder espacios para la votación– y de Gerona, Blanes, La Escala y Tarrasa, que han manifestado que respaldan que sus cohabitantes voten. El PSC insiste sin embargo en que sus ayuntamientos «no harán cosas ilegales».
El desafío lo ha expresado el alcalde de la mayor ciudad que gobiernan los socialistas en Gerona. El regidor de Blanes, Miquel Lupiáñez, ha advertido a Iceta de que respaldará la consulta aunque le expulsen: «Iré a votar aunque me cueste el carné».
La situación más enmarañada es la del alcalde de Tarrasa, Jordi Ballart, que permitió con la abstención del PSC que la ciudad, de 215.000 habitantes, se integrara en el Pacto Nacional por el Referéndum y que ya ha anunciado que permitirá a los vecinos ir a las urnas el 1-O porque no se considera «nadie» para «prohibir el voto».
Acostumbrado a buscar el apoyo puntual de grupos diversos, el alcalde egarense es una rara avis en el PSC. Aceptó que su ciudad natal se integrara en la Associació de Municipis per la Independència. Considera al convocante de la consulta, Carles Puigdemont, «un buen presidente» del Govern y aboga por la gestión pública de los servicios, como el del agua. Pidió a un grupo de 15 policías locales que retirara una demanda por presuntas injurias y calumnias contra una concejal de la CUP. Hasta la fecha, Ballart no ha sido corregido en público por el PSC de Miquel Iceta.
Otro frente importante es el de Gerona. Que la mayoría de los socialistas de las comarcas gerundenses mantiene desde hace varios años cierta distancia respecto de las decisiones que la dirección toma ante el proceso independentista, no es una novedad. Las recientes y desacomplejadas declaraciones realizadas por la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Gerona, Silvia Paneque (PSC), en las que aseguró que no pondrá «palos en las ruedas» cuando el consistorio que gobierna junto a CiU colabore con la organización del referéndum beben de la tradición socialista en la zona: el propio Joaquim Nadal (alcalde socialista de Gerona entre 1979 y 2002), dio en 2013 el pistoletazo de salida hacia la deriva soberanista del PSC tras aceptar, a propuesta del por entonces alcalde Carles Puigdemont, la presidencia del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir.
Aquella decisión, tomada por Nadal sin consultar a la dirección del PSC, provocó en noviembre de 2014 la ruptura del grupo municipal: cinco de los seis regidores del PSC dejaron la militancia al no estar de acuerdo con el rechazo del partido al 9-N, informa Andrés Nef.
Incluso el ayuntamiento de Les, gobernado por la filial del PSC en el Valle de Aran, Unitat d’Aran, ha aprobado una moción para ceder espacios para las urnas el 1-O. El alcalde, Emili Medán, sustituye a Paco Boya, ahora en la ejecutiva de Pedro Sánchez, que discrepa con este posicionamiento.
El PSC no está dispuesto a que la presión de los independentistas condicione la actuación de sus cargos electos. Sobre todo fuera de Barcelona, donde en ocasiones concejales y alcaldes tienen dificultades para mantener el mensaje. Los socialistas han enviado a sus cargos un argumentario, y el secretario de Organización insiste: «No colaboraremos en cosas que estén fuera de la ley».
Los socialistas catalanes saben que, desde que el entorno de Ada Colau es una fuerza pujante, la mayor parte de la presión independentista se ha desplazado hacia su nuevo partido, Catalunya en Comú. Pero muchos cargos locales del PSC siguen sin librarse de las acusaciones de «antidemócrata» por no estar a favor del referéndum unilateral. «Nosotros hemos fijado posición política, y la hemos trasladado a todos los alcaldes. Todos han dicho que no colaborarán en nada que no sea legal», dice Salvador Illa. El secretario de Organización ve «vergonzoso» que se quiera implicar a los cargos locales en una aventura «ilegal» que ha emprendido la Generalitat.
Iceta también quiso el viernes descargar de responsabilidad a sus alcaldes. «Los referendos no dependen de los ayuntamientos, estamos viendo cosas muy extrañas», afirmó. Y recordó que, «en unas elecciones o en un referéndum», un ayuntamiento «hace dos cosas: atiende a las comunicaciones de la Junta Electoral en cuanto a la ubicación de los colegios electorales y pone a disposición de partidos espacios para celebrar actos».
Por eso el partido les ha ofrecido argumentos en varios sentidos. El primero: que, de momento, el referéndum no se ha convocado.
Si la presión independentista aprieta a los cargos socialistas en determinados ayuntamientos, la decisión del PP de presentar mociones en todos los consistorios donde tienen representación para que haya un posicionamiento sobre el 1-O aún puede abrir nuevos frentes de discordia.