Rusia amagó con vetar anoche una resolución sobre Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU. Al margen de la moción –que insta a que observadores internacionales supervisen las evacuaciones pendientes en el sureste de Alepo– Turquía, Rusia e Irán cerraron un nuevo pacto que ayer permitió empezar a reanudarlas. Civiles y combatientes esperaban ayer a salir de una ciudad en la que miles de personas permanecen atrapadas sin hogar en pleno invierno.
«Esta resolución es un desastre», criticaba antes de votar Vitaly Churkin, embajador de Rusia ante la ONU, que exigió que toda supervisión contara con funcionarios sirios. El enviado de Francia, impulsor de la moción, alegó que ésta buscaba evitar «atrocidades en masa» a manos de fuerzas oficialistas. El texto enfatizaba además que «las evacuaciones de civiles deben ser voluntarias y éstos deben poder elegir su destino final». Al cierre de esta edición, según AP, se buscaba incluir la propuesta rusa en el texto antes de proceder a la votación.
Rusia ha vetado desde el inicio de la guerra siria hasta siete resoluciones en el Consejo de Seguridad contrarias a los intereses del Gobierno de Bashar Asad. A pesar de ello, gracias a días de intensos contactos entre Rusia, Irán –ambos pro Damasco– y Turquía –próxima a la oposición–, ayer se reanudó la evacuación de los 40.000 civiles y milicianos opositores que, se estima, quedan en la zona opositora de Alepo. Al mismo tiempo, otras poblaciones también fueron evacuadas.
Los ya infames autobuses verdes, escoltados por Cruz Roja –la ONU, como en evacuaciones ejecutadas anteriormente en otras localidades alzadas, había quedado al margen–, sacaron de Alepo este al menos a 8.000 personas la semana pasada. Pero el viernes el pacto colapsó. Damasco culpó a los rebeldes de llevarse rehenes y armas. La oposición culpó a milicias patrocinadas por Irán de trabar la salida de convoyes y matar a cuatro pasajeros para permitir a su patrono marcar territorio en el escenario.
Teherán impuso a última hora condiciones al pacto que inicialmente habían sellado Moscú y Ankara. La principal fue sumar a los trasladados de Alepo la evacuación de personas en necesidad de Fua y Kafraya, dos poblaciones de mayoría alauí –minoría religiosa a la que pertenece el presidente– asediadas por grupos armados anti Asad en la provincia de Idlib. Al final se incluyeron también las evacuaciones de Madaya y Zabadani, cercadas por leales a Asad en la frontera con el Líbano.
Al cierre de esta edición las evacuaciones habían comenzado con incidentes. El domingo por la tarde desconocidos incendiaron seis de los autobuses que iban camino de Fua y Kafraya. El Frente de Conquista del Levante – cercano a Al Qaeda –, presente alrededor de ambos pueblos y opuesto a la evacuación, fue señalado por ambos bandos como culpable. En Alepo, según Al Yazira, un convoy de evacuados había empezado a circular, aunque no se confirmó que hubiese logrado salir del cerco.
Estos incidentes demuestran una vez más la dificultad de alcanzar pactos en Siria dada la múltiple presencia de actores, cada uno con sus intereses. El Frente de Conquista del Levante es una de las organizaciones armadas que lucha en el bando opositor. Es una de las principales fuerzas en Idlib, provincia noroccidental a donde están siendo evacuados los ciudadanos de Alepo y gran parte de cuyo territorio está en manos alzadas. Su rigorismo ha provocado esporádicos choques con activistas y algunas brigadas rebeldes.
Según fuentes opositoras, el pacto anunciado ayer tiene tres fases. En la primera se facilitará simultáneamente la salida de alrededor de 1.250 personas de Fua y Kafraya y la mitad de quienes permanecen en Alepo. La segunda fase verá la salida de 1.250 más de ambos pueblos alauíes y el vaciamiento de Alepo este, que dejará la arrasada urbe totalmente en manos de fieles al Gobierno sirio. En la última fase habrá 1.500 evacuaciones de Fua y Kafraya y 1.500 salidas de Madaya y Zabadani.
Quienes siguen acorralados en los barrios del Alepo oriental, durmiendo en las calles mientras esperan los autobuses, lo hacen en condiciones extremas. El termómetro está bajando de cero al anochecer y el combustible, los alimentos y las medicinas son escasos. Según cuentan a este periódico quienes han podido ser evacuados, tampoco en Idlib las condiciones son idóneas, pero sí mejores que en el cerco. «Al menos tenemos techo y hemos podido ir al médico», explica a EL MUNDO un maestro.
Turquía ha anunciado la provisión de un campamento de refugiados, que se construirá presumiblemente en Idlib, y ayuda humanitaria. Ankara ha ganado tal relevancia en la resolución del conflicto sirio, en detrimento de EEUU, que será el único país pro oposición que se sentará mañana en Moscú en una mesa de diálogo junto a Irán y Rusia. La victoria de Asad en el Alepo rebelde ha sido un duro golpe para la oposición, que ahora busca en el diálogo una solución a esta sangrienta guerra.