EL MUNDO 04/07/14
· Los Servicios de Inteligencia de Estados Unidos creen que la red terrorista Al Qaeda está construyendo nuevas bombas indetectables para los escáneres de los aeropuertos. Desde el pasado miércoles, una quincena de aeropuertos en Europa, África y Oriente Próximo están aplicando nuevos controles de seguridad y un interrogatorio más a fondo a los pasajeros que tienen como destino Estados Unidos.
El Departamento de Seguridad Nacional no ha querido aclarar los detalles sobre las nuevas medidas ni las aerolíneas y aeropuertos que ha contactado, pero el aeropuerto de Heathrow en Londres, el de mayor tráfico en Europa, está entre los afectados, según reconocieron las autoridades británicas. El objetivo son también los viajeros con pasaporte estadounidense, que habitualmente pasan por menos controles.
Según informó la cadena ABC, el dispositivo en cuestión es «diferente y mucho más perturbador» que todos los intentos de atentados en aviones del pasado. El explosivo podría viajar incluso «implantado» en el cuerpo de un supuesto terrorista.
La Casa Blanca ha decidido actuar después de descubrir viajes de extremistas de Al Qaeda expertos en la fabricación de bombas de Yemen a Siria, según un portavoz de Inteligencia, aunque los espías no saben si los dispositivos innovadores se han empezado a fabricar. En público, el Departamento de Seguridad Nacional habló de una «amenaza específica». Aun así, insistió en que se trata de una decisión tomada por precaución.
«La gente no tiene que sobreactuar ni especular demasiado sobre lo que pasa, pero hay claras preocupaciones respecto a la seguridad aérea sobre las que tenemos que estar alerta», dijo Jeh Johnson, el secretario de Seguridad Nacional, en una entrevista con MSNBC. Según él, EEUU ha «compartido» con varios aliados sus sospechas y ya hay medidas en marcha «visibles e invisibles».
Unas horas después de la alerta genérica, la embajada de Estados Unidos en Uganda anunció tener conocimiento de una «amenaza específica» que indica planes de un atentado inminente contra el principal aeropuerto del país, junto a Kampala.
En un comunicado, la embajada incluso indicó la hora del posible ataque: entre las nueve y las once de la noche del jueves (las 20.10, hora peninsular). La embajada dice que los viajeros «tal vez deberían reconsiderar sus planes». La alerta coincidió con la difusión en internet de un nuevo vídeo del yihadista británico Nasser Muthana, el mismo que la semana pasada urgió a los jóvenes islámicos a combatir con el grupo terrorista Estado Islámico (antes ISIS). Rodeado de bombas caseras, Muthana lanza esta vez una severa advertencia: «Gran Bretaña tiene miedo a que volvamos con todo los que hemos aprendido». Nasser Muthana, de 20 años, abandonó los estudios de Medicina en Cardiff para unirse al ISIS junto a su hermano Aseel, de 17. El vídeo en el que aparecía junto a otros dos jóvenes británicos, Muthamabu Bara al Hindi y Abu Dujana al Hindi, asegurando que «la yihad es la cura contra la depresión», causó una conmoción en el Reuno Unido y disparó las alertas de los Servicios de Seguridad (MI5).
Se estima que más de 450 británicos han podido ser alistados por el IS en los dos últimos años. El MI5 ha colaborado intensamente con la CIA y agencias de Inteligencia europeas en la confección de una lista de sospechosos y en la articulación de un sistema de vigilancia para detectar sus movimientos y actividades.
El MI5 está centrando sus investigaciones en mezquitas vinculadas al salafismo, un movimiento suní que reclama la vuelta a los orígenes del islam y que impone una estricta disciplina a sus practicantes. Se calcula que en un centenar de mezquitas británicas se practica el salafismo, y el movimiento se está extendiendo también por las sociedades islámicas y por las universidades, especialmente en el sur de Gales.
Los dos «predicadores del odio» más notorios de la última década en el Reino Unido –Abu Hamza (extraditado y encarcelado en Estados Unidos) y Abu Qatada (pendiente aún de un segundo juicio en Jordania)– están considerados precisamente como máximos exponentes del salafismo radical. Al igual que Bakri Mohamed, fundador del grupo Muhajiroun, prohibido en Gran Bretaña.
Scotland Yard ha pasado a la acción y se ha sumado a las investigaciones sobre las actividades de los «yihadistas de ida y vuelta», complicadas por la reciente crisis del contraterrorismo y el traspaso de competencias a la National Crime Agency (el equivalente británico al FBI). El portavoz del Departamento de Transportes, Patrick McLoughlin, confirmó la entrada en vigor de medidas especiales en los aeropuertos: «Estamos compartiendo información relevante entre aliados y poniendo al tanto a la industria de la aviación».
«Hemos tomado la decisión mirando la evidencia y trabajando con nuestros aliados», declaró el primer ministro David Cameron a la BBC. «Es algo que hemos hablado también directamente con los americanos: tenemos que tomar precauciones extras y establecer nuevos controles. La seguridad es lo primero. No podemos correr riesgos».
El viceprimer ministro Nick Clegg dedicó al tema su discurso radiofónico semanal y advirtió de que las nuevas medidas «estarán a la altura de las nuevas amenazas».
En el subconsciente de los británicos, desde que estalló la guerra siria, planea la posibilidad de nuevos atentados como el del 7 de julio de 2005. La próxima semana se celebra el noveno aniversario de la tragedia que causó 56 muertos y 700 heridos en una serie de bombas contra el transporte público.