Algo no cuadra

IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

El Gobierno aprobó el martes el techo de gasto, que supone el pistoletazo de salida de la elaboración de los Presupuestos de 2023. Como no podía ser menos, dada la afición que tenemos en este país al gasto público, el techo se elevó de nuevo, hasta otro récord que permitirá estirar aún más el regadío. Serán casi 200.000 millones. Como estaba prometido, esa montaña de dinero incorpora la inyección de unos 20.000 millones que necesita la Seguridad Social para mantener la sostenibilidad del sistema. Un mecanismo que confirma la promesa hecha por los ‘irrespetuosos’ del gasto cuando aseguraron que el sistema público de pensiones será siempre sostenible. Lo será porque su conexión con los Presupuestos lo garantiza y una vez que las Cuentas se estiran sin límite ni recato, pues ¡problema solucionado! ¿Ven qué fácil resulta cuando hay buena voluntad? Lo único que nos falta por solucionar es el problema del déficit, pero ya hemos quedado en que eso no le preocupa a ninguno de los que mandan, así que ¿para qué nos vamos a preocupar justo usted y yo, que mandamos tan poco?

Sin embargo, y con el debido respeto, a mí hay cosas que no me cuadran. Las previsiones de crecimiento del PIB para 2022 oscilan entre el 4% (la avanzada por la UE) y el 4,3% (previsto por el Gobierno). Las correspondientes a 2023 se encuentran entre el 2% del FMI y el 2,8% del Banco de España. Todo ello sin considerar la posibilidad de que Putin consiga doblar a la UE por su flanco energético y entremos en una recesión. Por su parte, las previsiones de déficit público realizadas por el Gobierno (por no utilizar datos interesados en agrandarlo) son del 5% en 2022 y del 3,3% en 2023, en ambos casos por encima de lo permitido por las reglas fiscales de la UE que, como sabe, están suspendidas; primero por el covid y luego por la guerra, aunque en realidad se han suspendido porque nadie pensaba cumplirlas.

Un par de datos más y termino, no se canse. El PIB va a crecer muy poco, lo que supone que la recaudación -la normal ligada a la evolución del PIB- también crecerá poco. Sin embargo, la previsión del Gobierno es que la ratio de deuda sobre PIB descienda desde el 115,2% al 110,9%. Nada menos. La única posibilidad de que todo esto cuadre es que los ingresos -los demás- aumenten mucho. Lo cual requiere que el Estado mantenga la imposición a los combustibles, que reitere su negativa a deflactar el IRPF y que insista en sus impuestos ideológicos a la banca, a las energéticas y a quien se ponga a tiro. ¿Le entristece? Pues rece para que los datos que le he apuntado no sean el preludio de una nueva vuelta de tuerca a los impuestos ‘habituales’.