Lo ha hecho Pedro Sánchez y por eso pierde las elecciones y la confianza de los españoles, sin necesidad de que la inflación y la subida del gas y la luz le pasen factura en las urnas. De momento. Es Sánchez quien ha aupado a Bildu, heredera de ETA, para permitir que los condenados por terrorismo puedan ahora manipular la ley de memoria democrática y decidir quiénes son víctimas del terrorismo. Ellos no; su objetivo es justamente convertir a ETA en víctima y a los presos encerrados por asesinato en damnificados de la represión de la España constitucional. El sanchismo compra el delirio homicida (Franco no sólo colocó a Don Juan Carlos sino también a Felipe González) y enmienda la Transición, según Joaquín Leguina quieren destruirla. Pero al ir contra la Transición los socialistas históricos se dan cuenta de que en realidad están destruyendo la propia obra del PSOE. ¿Quién ha dejado de ser socialista, Sánchez o sus predecesores?, porque uno y otros ya no caben en el mismo partido.